La escasez de ideas y la ausencia casi total de propuestas en el ámbito municipal elevó las expectativas sobre el tan ansiado debate de candidatos que tendrá lugar el próximo martes en la UNSa. ¿A quiénes benefician los debates públicos y qué injerencia real tienen sobre el electorado?

 

Tras una serie de idas y vueltas en torno a la aplicación de la ordenanza N° 16.083, el debate de candidatos a intendente tendrá lugar el próximo 9 de mayo en la Universidad Nacional de Salta. No será en el marco de la mencionada normativa, dado que el Concejo Deliberante no logró acordar los términos de su reglamentación. Desde el romerismo y Avancemos atribuyeron la maniobra a Darío Madile, presidente del Cuerpo y candidato a concejal de Emiliano Durand.

El evento pondrá fin a una serie de desencuentros y especulaciones respecto de la participación de los 15 postulantes al gobierno municipal. Hasta el momento, todos los espacios que competirán por la intendencia confirmaron de una u otra forma su presencia en la casa de altos estudios. 

A pesar de haber sido sancionada a mediados de marzo, pocos confiaban en que la ordenanza que sancionaba la obligatoriedad del debate podría llegar a aplicarse antes de los comicios. Sin embargo, el ejecutivo municipal sorprendió el pasado 21 de abril con la publicación del decreto 143, que promulgaba la norma y evidenciaba el interés de la intendenta Bettina Romero en debatir cara a cara con su principal contendiente, Emiliano Durand. 

Llamativamente, ni la jefa comunal, ni el candidato de Vamos Salta mostraron el mismo interés la semana pasada, cuando la convocatoria a debatir fue realizada por la ONG OAJNU. Del evento participaron los otros 13 candidatos a intendente y las repercusiones estuvieron lejos de ser rimbombantes.

La insistencia del romerismo para que el debate se lleve a cabo en el campus de Castañares, sumado a los nexos entre la intendencia y la actual gestión universitaria, obligaron al rector Daniel Hoyos a aclarar que el pedido no vino desde el CCM, sino desde el claustro de estudiantes. La autoridad de la Universidad pública explicó que el Consejo Superior recibió el petitorio con anterioridad a la aprobación de la ordenanza N° 13.086, lo que inmediatamente abre un interrogante: ¿El interés de los estudiantes no contempló la posibilidad de un debate de candidatos a gobernador?

La modalidad

Quienes participen del debate deberán exponer sus propuestas en torno a ejes como: Salud, Educación, Seguridad, Obras Públicas, Cultura, Medio Ambiente, Calidad Institucional y Transparencia en la gestión, entre otros. En conferencia de prensa, el vicerrector Nicolás Inamorato adelantó que podrían participar los 15 candidatos, además de dos asesores por cada uno de ellos, medios de comunicación y estudiantes de la Universidad. No habrá intercambio de periodistas ni estudiantes con los candidatos y cada uno tendrá dos minutos por eje temático para exponer su postura, tiempo que también podrán utilizar para interpelar a otros candidatos.

Los participantes del debate no podrán tener escritos sobre la mesa ni celulares, algo que generó posturas diversas entre los candidatos. Sobre este punto, Inamorato explicó que se adoptó tomando en cuenta el reglamento de Argentina Debate y que busca evitar que los candidatos reciban mensajes o llamadas durante el intercambio.

Sobre el final, cada participante tendrá un minuto para realizar una reflexión o un saludo final. El reglamento fue entregado este viernes a los apoderados de cada uno de los espacios y desde la organización aseguraron que “no se suspenderá ni aunque vaya uno sólo”. 

¿Quiénes ganan, quiénes pierden?

El justificativo formal para la realización de cualquier debate público gira en torno a que pueden ser una oportunidad para que los votantes conozcan las posturas y las ideas de los candidatos sobre temas importantes. Al ver a los candidatos interactuando entre sí y respondiendo a preguntas difíciles, los votantes pueden tener una mejor comprensión de sus fortalezas y debilidades y tomar decisiones informadas en el momento de votar.

No obstante, el contexto actual sugiere que las repercusiones del debate quedarán circunscriptas a un reducido círculo que excluye a la enorme mayoría de los empadronados, hoy enfocados en la lucha material cotidiana. En ese escenario, la idea de que el intercambio entre candidatos puede definir la voluntad de entre un 20% y 30% de electores indecisos más bien un grosero error de diagnóstico. 

En los papeles, quien carga con el peso de la gestión corre con la desventaja lógica de tener que rendir cuentas ante el resto de los participantes, como así también de que la mayoría de las interpelaciones se dirijan hacia su estrado. ¿A qué se debe entonces el repentino interés de la intendenta capitalina en debatir con sus pares? Una posible explicación es que su entorno finalmente cayó en cuenta que los números a una semana de la elección no son los que se esperaban. De allí que, como reza el popular axioma, el más interesado en debatir es quien corre detrás en las encuestas.

Antecedentes nacionales

Las distancias entre el impacto de un debate de candidatos presidenciales y uno de intendentes pueden ser abismales. Sin embargo, los últimos intercambios a nivel nacional dejaron algunos elementos para analizar.

En 2015, el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri, que en ese momento se desempeñaba como jefe de gobierno de CABA, logró presentar a Daniel Scioli, como la continuidad del gobierno anterior y de la corrupción. Muchos creen que la actuación de Macri en el debate ayudó a mejorar su posición en las encuestas y lo llevó a ganar las elecciones presidenciales.

En 2019, durante el primer debate, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, se mostró más sólido que el entonces presidente, Mauricio Macri, quien tuvo que lidiar con las deficiencias de su gobierno y el impacto de la crisis. Muchos atribuyen la ventaja de Fernández -entre otras cosas- a su participación en aquel debate.