Funcionarios provinciales siguen sin tomar acciones en el caso de Marina del Valle Guanca, una médica que cayó en desgracia por denunciar corrupción. 

Este 8 de agosto, unas notas ingresaron nuevamente a los despachos del Ministro de Salud, Juan José Esteban y al  Gerente General del Hospital Papa Francisco. Esas notas son de Miguel Hugo Rojo, gremialista de ATE, y de Fátima Gramajo, Secretaria Gremial de la “Asociación de Trabajadores de la Administración Pública de Salta (ATAP)”, en las que, una vez más, se les pide a los funcionarios una audiencia para hablar del El caso de Marina del Valle Guanca. 

CUARTO PODER ya se hizo de la inverosímil situación de esta profesional, que pasó de ser directora de un hospital a atender, como castigo, un centro de salud, solo por haber cometido el error de denunciar corrupción. 

La pesadilla comenzó el 20 de abril de este año, cuando  Marina del Valle Guanca fue designada Gerente Administrativa del Hospital “Dr. Oscar H. Costas” de Joaquín V. González. Ya estaba cargo de otro hospital, el de Nazareno, al cual renuncio para ir al de J.V. González. Antes de tomar posesión del cargo, la Secretaria de Gestión Administrativa del Ministerio de Salud de la Provincia, Georgina Marcela Tula, le advirtió: “no sabe con qué se puede encontrar”, dado que esa Gerencia estaba vacante desde hace mucho tiempo.

Es decir, algo ya se sabían en el Ministerio e igual la mandaron a Marina al lugar.  ¿Qué esperaban que pasara?

Marina llegó, empezó a revisar los documentos y encontró un faltante de $ 4.000.000. Además, notó que había un festival de «horas extras» que se regalaban como si fueran caramelo. 

Guanca cometió un error. Tuvo la descendía de avisarles a las salientes autoridades que presentaría un informe dando a conocer todo ese faltante. Los predecesores montaron una puesta en escena y embarraron la cancha porque sabían que obtendrían el apoyo del Ministerio. 

El final es predecible: a Marina la bajaron y la mandaron a un centro de salud de Salta Capital. Los que estaban en el nosocomio, se quedaron ahí. 

Aunque usted no lo crea.