Desde 1999 se celebra el «Día Mundial de la Poesía». Recordamos algunas poetas que con sus versos lograron sembrar lucha y reinvidicaciones del lugar de la mujer en la historia y la cultura.
Sor Juana Inés de la Cruz, Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Rosario Castellanos, Gioconda Belli o Gabriela Mistral utilizaron el don de la lírica para plasmar, o denunciar, el machismo, el yugo político y social que afecta a las mujeres, pero también para cantar la sensualidad, la maternidad y sus ansias de libertad.
Desde 1999 se celebra el «Día Mundial de la Poesía», decisión que fue aprobada por la UNESCO. Tras esta decisión, la celebración se llevó a cabo por primera vez en la ciudad de París.
La poeta argentina Alejandra Pizarnik escribió que «el poeta como artista y creador, es un sujeto que es víctima del ‘pathos’, del delirio poético», una vida para y por el arte: una mirada desde la alcantarilla/ puede ser una visión del mundo/ la rebelión consiste en mirar una rosa/ hasta pulverizarse los ojos».
Idea Vilariño (1920-2009) es uno de los nombres más importantes de la literatura uruguaya del siglo XX. Docente, ensayista, crítica literaria y poeta, Vilariño destacó como figura de la Generación del 45, círculo de intelectuales que marcó un nuevo paradigma en la identidad cultural del país.
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
Alejandra Pizarnik
No es más que un sol
Pero los hombres lo miran
y después cantan.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.
Yo agito pañuelos en la noche
y sedientos de realidad
bailan conmigo
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Yo me visto de cenizas.
Alfonsina Storni
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.