Mañana tendrá lugar en todo el país el primer paro nacional de los trabajadores y trabajadoras, movimientos sociales y políticos en contra de la totalidad de las medidas que viene implementado el gobierno de la Alianza Milei – Macri.

José Veronelli

El gremialismo argentino tiene su nacimiento en el siglo XIX, sin embargo el movimiento sindical moderno se consolidó en la década del 30’ con una fuerte presencia de figuras de tradición anarquista. La Confederación General del Trabajo (CGT) fue fundada el 27 de septiembre de 1930 y jugó un papel fundamental en la organización de los trabajadores y la lucha por sus derechos.

 

Argentina tiene una larga tradición de paros generales organizados por sindicatos y organizaciones laborales. Estos han sido convocados como una forma de protesta y presión para expresar descontento con el gobierno de turno y exigir cambios en las políticas económicas, laborales, entre otras.

 

Los paros generales han sido una herramienta efectiva para tener la atención del ejecutivo sobre los derechos laborales, los salarios, las condiciones de trabajo y otras preocupaciones de los trabajadores. Argentina ha conquistado derechos y beneficios para el pueblo a partir de luchas y resistencias, en todos los casos se ha tratado de una reivindicación del derecho a la protesta honrando las tradiciones de las organizaciones de trabajadores ingleses y franceses.

 

El 27 de octubre de 1943 Juan Domingo Perón asume como titular del Departamento Nacional de Trabajo, marcando así el inicio de su influencia en las políticas laborales de Argentina. Posteriormente, el 27 de noviembre de 1943, por iniciativa de Perón, se creó la Secretaría de Trabajo y Previsión, consolidando su rol en la gestión de asuntos laborales y sociales en el país. Desde su posición en la Secretaría de Trabajo y Previsión Perón comenzó a implementar políticas que revolucionaron la historia laboral y social de Argentina.

 

El primer paro de trabajadores

 

En 1955 El Congreso Nacional fue disuelto como parte de las medidas tomadas por la autodenominada Revolución Libertadora. Esta acción se llevó a cabo como parte de los cambios políticos y administrativos que se exigieron durante ese período. El gobierno de Lonardi buscaba establecer un nuevo orden político y social en Argentina, lo que incluyó la disolución del Congreso Nacional como parte de su agenda de reformas.

 

Durante el gobierno de Lonardi se produjeron huelgas y resistencia por parte de las organizaciones obreras, las 62 Organizaciones marcharon el 27 de septiembre de 1955 en respuesta a las acciones del gobierno militar contra las conquistas obreras. Estas muestras de resistencia reflejan la agitación social y laboral que caracterizó un largo periodo de la historia Argentina.

 

El 13 de noviembre de 1955 marcó un quiebre crucial durante la Revolución Libertadora. A partir de la Huelga General, el General Eduardo Lonardi fue desplazado por el General Pedro Eugenio Aramburu, quien lo reemplazó como presidente de facto. Este evento representó un cambio hacia dentro del gobierno militar y tuvo un impacto negativo en el rumbo político, que solo profundizó la persecusión y violencia contra los trabajadores peronistas.

 

Durante la dictadura militar de 1976 a 1983 hubo un clima de represión, persecución y desapariciones contra el movimiento obrero y sindical, lo que dificultó la organización obrera, paros y protestas laborales de manera abierta. Reprimió y limitó las acciones sindicales y laborales cometiendo crímenes de lesa humanidad que empezaron a juzgarse hacia fines de 1984.

 

En la década de los 90 también ocurrieron paros y protestas, especialmente en el ámbito sindical. La Confederación General del Trabajo (CGT) llevó a cabo paros nacionales y planes de lucha. Este período estuvo marcado por tensiones, transformaciones y complejidades en el ámbito económico, laboral y sindical.

 

La actualidad de los vecinos

 

En Brasil la tasa de desempleo se sitúa en un 8.5% y la distribución del empleo en Brasil se compone en los siguientes sectores:

 

Agricultura: Brasil es conocido por su producción agrícola, y el sector emplea a una parte significativa de la población. La producción de cultivos como la soja, el maíz, la caña de azúcar y el café contribuye al empleo en este sector.

 

Industria: La industria (manufacturera) en Brasil abarca una amplia gama de actividades, desde la producción de automóviles y productos químicos hasta la fabricación de maquinaria y equipos. Este sector ofrece empleo a una parte importante de la fuerza laboral.

 

Servicios: El sector de servicios es el principal motor económico en Brasil y proporciona empleo en áreas como el turismo, la banca, telecomunicaciones, educación, salud y otros servicios profesionales.

 

El sector de servicios es el que más contribuye al empleo en Brasil, representando cerca del 70% del PIB y generando alrededor del 46% de los nuevos empleos. El sector agrícola y la industria también contribuyen aunque en menor medida en la generación de empleo.

 

En Chile la tasa de desempleo se sitúa en un 8.9% según datos recientes. La distribución del empleo por sector económico ha experimentado variaciones a lo largo de los años. Desde 2019 la distribución del empleo por sector económico en Chile ha ido evolucionando en base a los siguientes números: Sector primario (agricultura, pesca, minería): alrededor del 23-24%, Sector secundario (manufactura, industria): alrededor del 23-24%, Sector terciario (servicios): alrededor del 53-54%.

 

Estos porcentajes reflejan la distribución general del empleo en Chile por sector económico. El sector de servicios es el que emplea a la mayor parte de la fuerza laboral, seguido por el sector primario y el sector secundario.

 

En Bolivia, la tasa de desempleo se situó en un 3.3% según datos recientes. La distribución del empleo por sector en Bolivia ha experimentado cambios significativos en los últimos años. Ha estado influenciada por varios factores, incluyendo la economía regional, la evolución de los sectores productivos, así como políticas laborales y sociales.

 

En Bolivia, el sector primario (agricultura, ganadería, pesca) ha sido tradicionalmente una fuente importante de empleo. El sector secundario (manufactura e industria) también ha tenido un impacto significativo en la distribución del empleo, especialmente en áreas urbanas. Por otro lado, el sector terciario (servicios) ha ido cobrando mayor relevancia en la economía boliviana en las últimas tres décadas.

 

Entonces, ¿cómo estamos con el empleo en Argentina?

 

De acuerdo al Informe técnico Vol. 7, nº 195, sobre un universo de 30 millones de personas alcanzadas por la Encuesta Permanente de Hogares, algo más de 6 millones tienen un empleo registrado con aportes jubilatorios. Mientras que, casi 4 millones de personas declaran ser trabajadores no registrados o en condiciones irregulares. Estos números arrojan un promedio muy bajo de empleo, entendido como una inserción plena en el mercado formal de trabajo.

 

Sobre un total de 14 millones de personas económicamente activas, menos de un millón declaran ser desocupadas, esto quiere decir que no han trabajado siquiera una hora en el último mes. El dato que complementa la lectura es que poco más de 15 millones de personas no tienen trabajo ni lo buscan activamente.

 

Asimismo, las tasas de crecimiento de la productividad industrial han crecido en los últimos 3 años, dejando un saldo positivo para la utilidad de la producción nacional de la maquinaría ociosa por debajo del 40%. Todo ello basado en un conjunto de política públicas orientadas a la protección de la industria y el trabajo argentino.

 

Sin embargo, no hay que ser economista o estadístico para entender que el problema de la Argentina en los últimos ocho o quizás doce años es el poder adquisitivo. Las variaciones negativas de la capacidad de compra del salario argentino son el motivo principal por el cual los votantes han pendulado entre el gobierno de Cristina, Macri, Fernández y ahora Milei.