Vecinos quieren que una granja de gallinas se vaya porque contamina el agua y el ambiente. El año pasado comenzó un largo proceso para la erradicación del emprendimiento avícola pero hasta el momento las autoridades no dieron una solución concreta. (Nicolás Pantaleón Avalos)
Vivir en medio de una granja a veces puede sonar divertido como lo pintan algunas canciones o películas. Sin embargo no lo es mismo cuando los vecinos deben soportar todos los días el olor nauseabundo de las heces y una ola de moscas que no solo merodean los desechos de las aves sino también las casas. Este es el caso de una granja avícola emplazada en el corazón del barrio San Antonio en la zona de El Encón en Campo Quijano. “Un fin de semana no podés realizar un asado al aire libre o un cumpleaños de los chicos porque dejas algo en la mesa y al instante se te llena de moscas” explicó con lujo de detalles uno de los vecinos.
Por este motivo y a mediados de marzo del año pasado, Fernando Pérez, se cansó de esta situación y decidió denunciar penalmente a Juan Francisco Paris, dueño del emprendimiento avícola. “Hay varias granjas en la zona pero su dueño no ha cumplido durante años con la higiene y con la limpieza” señaló el vecino.
La granja de gallinas está en la zona hace cincuenta años aproximadamente y su actual propietario la compró hace casi más de treinta. El emprendimiento avícola se dedica a la cría de gallinas ponedoras y la venta de huevos caseros. Según los vecinos su propietario no cumplía con la limpieza continua y el guano de las gallinas superaba el metro de altura.
A partir de ese momento comenzó un largo proceso por intentar que la granja se vaya definitivamente del lugar, porque como declaran los vecinos “es imposible convivir con el olor y las moscas”. Además señalan que el emprendimiento no debería estar en el lugar porque el sitio comenzó a urbanizarse de a poco.
La problemática pasó también por las órdenes del día del Concejo Deliberante de Campo Quijano con voces a favor y en contra de la idea del traslado y de las posibles pérdidas de fuentes laborales que da a la gente de la zona. Sin embargo y tras unas pocas reuniones, los concejales no resolvieron nada concreto y adujeron que la responsabilidad de habilitación de cualquier emprendimiento privado “es una facultad del intendente”.
Luego de casi un año, en diciembre pasado finalmente se presentó una denuncia en la Fiscalía de Rosario de Lerma por “delitos contra la salud pública y contaminación ambiental derivados de malas prácticas del manejo del excremento de aves”. Además de fotos y testimonios de los vecinos se adjuntó un estudio del agua realizado por el Instituto de Investigaciones para la Industria Química (INQIUI) de la Universidad Nacional de Salta.
Datos alarmantes
En medio del proceso de erradicación de la granja los vecinos junto al geólogo Alexis Nieves de la UNSa tomó muestras de cinco pozos de agua en la zona, ya que no cuentan con una conexión de agua potable por cañería. Para el estudio se eligieron cinco pozos: uno ubicado aguas arriba y el resto aguas abajo del punto en el que está instalada la granja.
“La idea del análisis es observar como varían los componentes químicos y biológicos cuando el agua atraviesa la granja” sostuvo Nieves. En este sentido el análisis microbiológico arrojó índices alarmantes de concentraciones de Coliformes, Bacterias Mesófitas, Salmonela-Shigella, Pseudomona Aeruginosa y Escherichia coli.
Por otro lado el propietario de la granja indicó que la presencia de las bacterias en el agua se debe a la “proliferación de pozos ciegos en la zona” ya que el barrio no cuenta cloacas y contaminan las napas freáticas. Sin embargo el geólogo descartó rotundamente esta idea y explicó que “donde hay más presencia de casas con fosas sépticas debería ser mayor la presencia de bacterias, pero según el estudio es muy bajo”.
Las conclusiones del informe aseguran que “todos los pozos que están influenciados por la granja aumentan considerablemente sus umbrales permitidos por el Código Alimentario Argentino (CAA) en lo que respecta a todo tipo de bacterias”. En este sentido el agua no es apta para el consumo a menos que sea tratada con cloro o lavandina previamente.
El informe fue presentado en la municipalidad de Campo Quijano para sumar pruebas como así también al expediente de la denuncia que se presentó en la Fiscalía penal de Rosario de Lerma, pero hasta el momento sin resultado positivo. “A pesar de que hicimos los estudios poco se ha podido lograr hasta ahora y la granja sigue ahí y de las autoridades no hay una respuesta contundente de que la vayan a sacar” sostuvo el geólogo Nieves.
La granja habla
El propietario de la avícola, Juan Francisco Paris, se mostró molesto ante la denuncia penal que le hicieron y la exhaustiva investigación que comenzó desde fiscalía. Incluso personal del Cuerpo de Investigaciones Fiscales se presentó en el lugar para realizar algunos estudios.
Según manifestó Paris sí tiene pensando abandonar el lugar pero explicó que es imposible por la cuestión económica. “Es imposible mudarme de un día para el otro en 24 horas” sostuvo; y pidió que le den un plazo de cuatro años para conseguir un terreno nuevo y reubicarse.
Paris también tildó a los vecinos como “intransigentes” frente a la posibilidad de sentarse a dialogar con ellos y afirmó que es perseguido. “Vivir al lado de una granja no debe ser agradable, pero si compraron un terreno en la zona (por los vecinos) sabían que había una granja”, sentenció.
Por otro lado, ante la mínima posibilidad de mudarse a otro lugar alejado, el propietario criticó la falta de una planificación territorial por parte de la municipalidad. “Me puedo reubicar pero luego se lotean de nuevo los terrenos aledaños y me tengo que volver a mudar”, explicó.
La lucha de los vecinos no acabó y según contaron tienen pensado conformarse como querellantes para reactivar la causa para que la granja se vaya definitivamente del lugar.