Los problemas de servicio se dan en distintos puntos de la ciudad.

La falta de agua se ha convertido en un problema generalizado en distintos sectores de la ciudad, generando malestar entre los vecinos y poniendo de manifiesto las deficiencias en la gestión de las obras a cargo de la administración de Ignacio Jarzún.

Desde la perspectiva de los residentes, la situación es desalentadora. Rompen calles, rompen veredas y la solución no llega. La calle Urquiza no escapa a esta problemática, con informes que indican la ruptura de calles en algunas cuadras y la degradación de aceras. La preocupación crece al constatar que estas obras están siendo entregadas a empresas de menor envergadura, sin la transparencia de un cartel que especifique la duración del proyecto, la empresa a cargo y la naturaleza de la obra.

La comunicación entre los ciudadanos también refleja la magnitud del problema. Un mensaje de un residente enviado a través de las redes sociales expresaba su desesperación: «DESDE ANOCHE QUE NO TENGO AGUA EN MI CASA EN SAN JUAN 1800». La falta de agua, al parecer, afecta a toda la zona, y la incapacidad de localizar al responsable agrega un elemento de frustración a la situación.

Otro residente de la zona, al enterarse de la falta de agua en San Juan 1800, se suma a la conversación con un mensaje que indica que el problema es más generalizado: «BAJO NIVEL EN SISTERNAS, DICEN». Además, agrega que uno de sus hijos, que reside en San Luis, ha estado padeciendo la misma situación durante los últimos 20 días.

Estos testimonios evidencian la creciente indignación de la comunidad ante la gestión de Jarzún, instando a la necesidad de tomar medidas inmediatas para abordar la crisis del agua en la ciudad. La falta de transparencia en las obras y la aparente incapacidad para resolver problemas básicos de suministro de agua plantean interrogantes sobre la capacidad del gobierno local para satisfacer las necesidades esenciales de la población.

La ciudadanía exige respuestas y soluciones concretas, y la presión sobre Jarzún aumenta a medida que los problemas persisten. La falta de agua no solo es un inconveniente cotidiano, sino un símbolo de la ineficiencia en la gestión, dejando a los ciudadanos cuestionando la idoneidad de quienes están a cargo.