Fueron víctimas de jóvenes mujeres. Uno de los funcionarios, «mano derecha de la Intendenta Bettina Romero», había tomado más que Barney Goméz.
Un abogado dependiente de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Salta salió de levante en una camioneta oficial y terminó siendo víctima de jóvenes que les robaron.

Según el.sitio HolaSalta.com, el funcionario, responsable de dar solución y respuesta a familias de bajos recursos de Salta Capìtal, es nada más ni nada menos que el abogado Sergio Gustavo Brandan Guiñez», quien salió de «cacería» junto a su amigo y vecino, Roberto Vélez de 50 años.

Según informó el sitio HolaSalta.com, los cazadores terminaron siendo cazados: fueron desvalijados por dos mujeres, en la calle Islas Malvinas al 650 entre Rioja y San Luis, donde estacionaron una «Camioneta oficial dependiente y ploteada de la Secretaría de Acción Social», para seguir tomando (bebidas alcohólicas) y con el objetivo de tener sexo con dos jóvenes (una ni siquiera parecía tener 18 años).

La camioneta ploteada de Acción Social de la Municipalidad de Salta, marca Geely Emgrand X7, patente AC-587-BL fue hallada en calle Islas Malvinas por la policía, cuando sus dos ocupantes masculinos ya estaban dormidos. Los policías los despertaron. No sabían ni cómo se llamaban. Las mujeres aprovecharon para correr e irse. Se llevaron celulares oficiales de la Municipalidad y personales, dinero en efectivo, cadenas y pulseras de oro, relojes de gran valor y hasta documentaciones.

Vélez, el vecino que apenas recordaba su nombre, fue el que dijo a la policía que habían bebido y que estaban ahí para tratar detener relaciones con unas jovencitas. Pero éstas se aprovecharon de ellos. Que habían bebido hasta el agua de los floreros era evidente. Lo de la edad de las malvadas jóvenes fue aportado por Vélez: cuando la policía les pidió una descripción de las ladronas, para buscarlas, Vélez respondió: «edad de entre 17 a 20 años, flaquitas, vestidas con polleras, campera algodón con capucha».

Después se dio una escena ya conocida por todos: los de la camioneta intentaron chapear que eran trabajadores de la Muni para evitar multas, denuncias o la quita del vehículo. El hermano del conductor, también laburante de la Muni, se hizo presente y logró que todo el operativo se diluyera, como por arte de magia.