Con la pandemia la brecha de acceso a la educación universitaria se agrandó, una virtualidad improvisada y de emergencia dejó a muchos a la deriva. (Gabriela Hernandez)

La gratuidad de la universidad en la República Argentina se alcanzó con el Decreto Presidencial N° 29337 el 22 de noviembre de 1949 durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Un aspecto fundamental es que se comprometió al Estado nacional a dotar a las universidades de los recursos complementarios necesarios para alcanzar dicho objetivo, algo que no se pensó en la histórica reforma de 1918 y llegaba para determinar la gran educación universitaria argentina

Hoy en día por más que se cuente con educación pública los gastos en copias, libros, alojamiento y almuerzo a veces se vuelven imposibles de mantener, ahora en plena pandemia hasta es necesario contar con aparatos electrónicos y buen acceso a internet, como un mayor pago en la boleta de luz. La idea de un fácil acceso a la universidad de los barrios más desprotegidos se aleja, una persona sumida en la drogadicción ya no podría encontrar su rescate en un estudio universitario ya que culturalmente se sigue viendo a la universidad en una posición de altura, de elite en donde hay que ser un valiente o pudiente, de buena familia para entrar, el “no es para vos” está presente.

La elite

Una vez habilitada la gratuidad los altos estudios se universalizaron, los hijos de familias humildes y obreras pueden acceder a títulos y cambiar su vida siendo profesionales, un privilegio que antes solo se le permitía al oligarca, sin embargo aún conviven ante tanto acceso los sesgos de esa elite pre gratuidad que gozaba en el círculo cerrado, de un estatus al que no cualquiera podía llegar, el trabajo era mucho para tan pocos profesionales.

Hoy en día hay sucesos que buscan hacer restrictivos algunos derechos implementando un complicado escaso acceso a la investigación o a ciertos materiales de estudio por su alto precio, el miedo infundado a la universidad desde el secundario al ponerla en el bastión de “lo difícil” o un lugar a donde solo va la gente a la que le “da la cabeza”, la existencia actual del examen de ingreso a medicina, las correlativas, la falta de comisiones que contengan a carreras con gran cantidad de alumnos o de políticas que ayuden a los que trabajan y estudian o que tienen personas a cargo y estudian.

Un concepto bajo alfombra es el de colador o materias coladoras, o políticas que están hechas a propósito para el número de egresados no sobrepase de gran manera a la cantidad de puestos de trabajo, aumentándose cada año, también por la realidad económica, el número de personas que no pueden terminar su carrera en corto tiempo o en el asignado, hay hasta carreras que tienen un promedio de egreso de 9 a 10 años.

Aún no se logró una efectiva gratuidad de algunos posgrados o un proyecto de inserción laboral eficaz.

Virtualidad y pandemia

La virtualidad complicó en gran medida el acceso, muchos ingresantes abandonaron la universidad al encontrase desamparados ante una virtualidad improvisada y de emergencia que nos los supo contener, algo que se vio recientemente cuando un gran grupo de 180 personas (y se suman mas) reclamo haber cursado todo el 2020 sin que se los haya registrado en el sistema, algunos ni siquiera pudieron presentar su documentación virtual, ya sea por su nulo acceso a internet, por no contar con scanner, o por enfrentar el coronavirus, por otro lado las materias exigían rendir finales con 2 cámaras. Desde el rectorado ya salió una resolución para darles solución pero solo a 105 personas, a partir de esto aparecieron mas personas, convirtiéndose el problema en algo general que demostró la falta de adaptación que tuvo la universidad a los parámetros que designó la pandemia, por el momento los estudiantes se manifestarán si las soluciones no llegan, sin embargo tienen miedo que se les tome “represalias” si exponen las falencias. Los sistemas de alumnos están colapsados, los mails se responden con 2 o 3 semanas de retraso y hay quienes no pueden rendir materias porque tuvieron problemas con el envió de documentación virtual. Por ejemplo de 2000 inscriptos solo 500 pudieron presentar documentación.

FUSa

En otras universidades un gremio como la federación universitaria fue de gran ayuda para solucionar los problemas estudiantiles, sin embargo hace más de una década que la universidad de Salta no cuenta con este espacio de organización estudiantil, el cual permanece oculto y hasta secuestrado por dirigentes que no pertenecen a la universidad.