Uno de los desarrollos de Grinfil figura en el expediente de la justicia federal que investiga coimas en la AFIP durante la gestión Resnick Brenner. En el lugar se pagaban sobornos a cambio del cese de la presión fiscal. (Nicolás Bignante)

 

Nuevos testimonios involucran a la constructora GRINFIL DESARROLLOS en manifiestas irregularidades y maniobras de evasión que conectan con el escándalo de las coimas en AFIP. Además de encontrarse involucrado en ambos hechos el abogado y exfuncionario de la Agencia recaudadora Nicolás Fili, algunas de las obras desarrolladas por la constructora figuran en el expediente de la justicia federal. Una lectura retroactiva del caso permite hallar nexos entre las maniobras extorsivas de la banda liderada por Resnick Brenner y los negocios inmobiliarios de Grinblat-Fili mediante la cuestionada metodología del fideicomiso.

Además de las sedes I y II del Colegio de Magistrados y Funcionarios, GRINFIL llevó adelante una serie de proyectos habitacionales en sectores privilegiados de la ciudad bajo la misma modalidad: Fideicomiso inmobiliario en pozo. La estrategia es ponderada por algunos inversores, mientras que otros ven una puerta abierta a estafas y arbitrariedades de toda naturaleza. En este último grupo se enmarcan algunos de los clientes de la desarrolladora.

Sobre calle Dean Funes casi esquina Necochea se encuentra emplazado el imponente «Dean Funes Swites». Un edificio de nueve pisos con 58 departamentos, 2 penthouse, 2 locales, 54 cocheras, café-bar, solarium y piscina. Según la descripción del proyecto, la edificación erigida en Dean Funes 857 «combina las características de un edificio de lujo con distinguidos espacios que garantizan un placentero día a día».

En las 288 páginas que aglomera el expediente 13893/2015 (correspondiente a la causa federal por maniobras extorsivas de miembros de la AFIP entre los que se encontraba Fili) el edificio en cuestión es mencionado una decena de veces, mientras que GRINFIL es nombrada en cinco oportunidades. El, por entonces, ambicioso proyecto inmobiliario aparece en las declaraciones de los denunciantes de Brenner y Fili, cuyos nombres fueron revelados al abogado pese a tratarse de denuncias anónimas.

Uno de ellos fue el empresario Guillermo Lavin, propietario de una empresa dedicada a la carpintería de aluminio, rubro que al parecer despertaba cierto interés en Fili. El apoderado de Grinfil estableció un vínculo laboral con Lavin cuando le solicitó realizar las tareas de carpintería de Dean Funes Swites. En el transcurso aparecieron los archivos y más temprano que tarde, Lavín pasó a ser uno más de los encarpetados de AFIP.

Según se desprende del expediente, la proposición de Fili al extorsionado era la de «constituir empresas, de las que sería presidente o director, que sería beneficiada en todos los órdenes, financiamiento de la Nación, aprobación de operatorias de créditos fiscales y una actuación libre de controles e inspecciones de AFIP». La megaempresa que Fili pretendía constituir junto al forzado socio iba a dedicarse a la carpintería de aluminio, con el objeto de abaratar costos de construcción y, de paso, borrar del mapa a un competidor. En otro tramo del expediente, se deja asentado que Fili ofreció a Lavín venderle un departamento (que implicaba ingresar en el fideicomiso de calle Dean Funes) que en ese momento no aceptó; pensando en hacerlo una vez que estuviera bien financieramente.

Fredy Rosario Tejerina, otro de los contribuyentes apretados, declaró haber abonado una coima de $500.000 en el edificio de calle Dean Funes a cambio de que cesen las inspecciones sobre sus empresas. El arreglo al que había llegado con Nicolás Fili era por un total de $1,5 millones a pagar en tres cuotas. En agosto de 2015 la operación se concreta en Dean Funes 857.

La versión de Nicolás Fili, en cambio, apunta a que Tejerina se encontraba en busca de un departamento de 2 dormitorios, por lo que le ofreció adherirse al contrato de fideicomiso de Dean Funes Swites. Por la venta de estas viviendas había cierta premura y la modalidad adoptada priorizaba a aquellos que formalizaban primero el compromiso de adhesión. En una de las últimas reuniones entre Tejerina y Fili, este último le advierte que no le haga perder más tiempo, dado que las unidades que se le habían ofrecido ya habían sido adquiridas y entre los compradores figuraba el exintendente de Embarcación Alfredo Llaya.

 

Unidos para evadir

 

En los archivos recolectados por fuentes consultadas por este medio figuran pagos en negro que alcanzan el 30% del precio de las unidades. A valores de 2015, esta cifra llegaba a los $450 mil o en su defecto, 30 mil dólares. En los contratos sólo se asentaba el 70% del valor de los departamentos.

Actualmente, de las 58 unidades que conforman Dean Funes Swites, alrededor de cinco son utilizadas íntegramente como módulos habitacionales. El resto funciona bajo la modalidad de alquiler temporario. Esto es así pese a que, al momento de conformar el fideicomiso, los 58 fiduciantes firmaron -a modo de declaración jurada- que el destino de las unidades sería el de vivienda familiar.

La explicación a este hecho puede encontrarse en un decreto de 1996, que establece una alícuota diferencial del Impuesto al Valor Agregado (IVA) para la construcción de inmuebles destinados a vivienda. De allí que la declaración de los fiduciantes haya tenido por objetivo achatar la alícuota de IVA a un 10,5%, para posteriormente desvirtuar el fin de la obra. Una auténtica asociación ilícita tributaria.

 

7 años no son nada…

 

Un comprador de GRINFIL detalló a este semanario las idas y vueltas que tuvo que atravesar a lo largo de 7 años, para que la firma formalice la entrega de un departamento abonado en tiempo y forma. Todo comenzó en 2011 cuando, aprovechando su incipiente amistad con Fili, adquirió un departamento en calle Las Heras con motivos de inversión. Tiempo después, decidió cambiar de planes y habitar el inmueble, por lo que contactó nuevamente a Fili para comprar una cochera dentro del mismo edificio.

Pese a la confirmación del abogado apoderado de GRINFIL y a la concreción de la compra, el propietario se encontró con que las instalaciones no eran aptas para su vehículo, lo que llevó a que suspenda la ocupación del inmueble. Pasaron meses y al no poder hacer uso del departamento, tomó la decisión de alquilarlo.

Ya en 2014, ante una catarata de reclamos, Nicolás Fili le ofreció una serie de posibilidades entre las que se encontraba cambiar el departamento por otro con una mujer ubicación. Concretamente en Dean Funes 857. Para eso debía abonar una suma de $193 mil en tres meses.

Agobiado por el paso del tiempo, el comprador aceptó la permuta con la condición de que le permitan alquilar el departamento de calle Las Heras hasta que terminen las obras en Dean Funes Swites. Un año después, cuando las obras aún no habían concluido, desde GRINFIL le comunican que necesitaban el departamento que se encontraba en alquiler.

El damnificado debió esperar de brazos cruzados a que GRINFIL culminara el proyecto en calle Dean Funes. La fecha tentativa de entrega fue fijada en 2017, pero se extendió algunos meses. En noviembre de 2018, ante la mirada de toda la plana mediática nacional, se concretó la detención de Resnick Brenner y de Fili, por orden de la fiscalía federal. El abogado inmobiliario pasó tres semanas tras las rejas y recuperó la libertad en una fecha muy especial: el día exacto de la inauguración de Dean Funes Swites.

 

 

Fe de Erratas: ¡El helado no se mancha!

 

En la edición impresa del sábado 27 de febrero se hizo alusión a Nicolás Fili como «hijo del empresario heladero» Ángel Fili. Corresponde aclarar que el padre del abogado y socio de Gabriel Grinblat es homónimo del propietario de la conocida Heladería Fili, pero no guarda vinculación alguna con la misma. Extendemos las disculpas correspondientes a la empresa y a sus miembros.