En las últimas semanas existieron varios cuestionamientos a decisiones presidenciales desde adentro del kirchnerismo. Es ahí donde aparecen dos figuras que juegan en equipo para respaldar a Alberto, Sergio Massa y Máximo Kirchner, pese a lo que muchos imaginaban. Se dice que el propio hijo de la Vicepresidenta no comparte algunas críticas privadas de CFK hacia ciertas medidas del gobierno que integra.

Desde el inicio de este gobierno se creyó que muchas de las tensiones internas iban a tener que ver con la propia Cristina Kirchner, pero lejos de eso, no solo se logró una buena convivencia sino que también se lograron parar varios conflictos, ya cantados. Alberto le dice a sus allegados que no tiene cortocircuitos con Cristina Kirchner y que frente a las tensiones públicas la única respuesta es que “no es el momento para disputas internas”.

En los últimos días la discusión se dio en torno a la continuidad o no de Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, por su constante enfrentamiento con su par nacional, Sabina Frederic.

En la reunión estuvieron Máximo Kirchner y Sergio Massa, que no emitió sonido luego de que Cristina Kirchner criticó la candidatura de Diego Gorgal (equipos del Frente Renovador) para el puesto que hoy ocupa Frederic. Alberto, en su rol conciliador negó totalmente esa versión, diciendo que nunca pensó en nombrarlo. La decisión de esa reunión fue bajar el tono de la pelea Berni-Frederic. Kicillof recibió un llamado del Presidente y Cristina Kirchner demostró estar molesta por los escándalos con algunos comentarios que dejó trascender en el Senado. Berni la reconoce sólo como jefa política.  Alberto Fernández detesta que digan que su relación con  Cristina es tensa y más aún que digan que gobierna la vicepresidenta porque eso debilita su liderazgo.

Hay una mesa chica integrada por Sergio Massa, Maximo Kirchner, Santiago Cafiero y “Wado” de Pedro. Este grupo coordina lo político y la gestión.

Cristina Kirchner se mantiene al margen de estas reuniones que se hacen casi semanalmente. Ella maneja la relación con Alberto sin intermediarios.

Lo que está a la vista son las reuniones públicas en Olivos y en la Casa Rosada, focalizadas en la pandemia, pero detrás de eso hay un trabajo silencioso y poco conocido que hacen Sergio Massa y Máximo Kirchner, cuando aparecen tensiones dentro del espacio político, que pueden afectar la gestión de Alberto Fernández.

En la gestión cada uno ocupa un lugar, Massa, preside la Cámara de Diputados, Cristina Kirchner, el Senado y su hijo, Máximo, el bloque oficialista. El kirchnerismo en todas sus variantes.

La semana pasada Miguel Ángel Pichetto, ex candidato a vice de Macri y flamante Auditor General de la Nación, critico fuertemente la autoridad presidencial, diciendo que las “expresiones de figuras secundarias” debilitaban la autoridad presidencial. El entorno político de Alberto Fernández no quieren que se instale ese concepto y por eso hubo un llamado.

También hubo un llamado a Juan Grabois, cuando salió a cruzar a  Julio de Vido por compartir la carta de Hebe de Bonafini cuestionando el discurso del 9 de Julio, rodeado de empresarios, algo que cayó muy mal en un sector del kirchnerismo. El llamado fue para que no subiera el tono de la pelea con De Vido. Es en esos casos donde entran a tallar  Máximo y Massa, haciendo gestiones para garantizar un equilibrio interno y con la oposición. No sólo en cuestiones parlamentarias. Hay diálogos con gobernadores y algunos intendentes del conurbano que prefieren hablar con funcionarios nacionales antes que con el gobernador bonaerense. Aunque Kicillof dice que delante de él nadie se queja.

La exposición de la pelea interna es hoy una de las preocupaciones más importantes del Gobierno. Nadie quiere que en este momento tan crítico se debilite la figura del  Presidente.

Norma jean