Apuntes sobre Rodolfo Kusch y Viveiros de Castro sobre el pensamiento amerindio.

Andrea Sztychmasjter

 

En Kusch existe una diferenciación clara respecto al pensamiento occidental moderno y al pensamiento indígena. El primero es causalista, objetivo, científico, pulcro, abstracto, universal, racional, nombrable e intelectual; mientras que el segundo es considerado infantil, mítico, irracional, infundado, sucio y hediondo.

En el primero aparece el Ser como aquello que busca ir hacia adelante, mientras que en el pensamiento indígena sucede el Estar. Siguiendo esta línea Kusch cuestiona la paradoja occidental del ser y el no-ser; estableciendo su concepto fundamental de “estar-siendo”, que apela a un tercer modo de comprensión abierto a la problematización de la autenticidad de la experiencia en el mundo americano para rescatar su pensamiento.

Este “estar” se presenta en el pensamiento indígena, según Kusch como activo y contemplativo, se refuerza en base a una dinámica, relaciones afectivas, positivas o negativas que se dan entre los objetos y el propio sujeto: el pensamiento seminal, que sirve para dar una respuesta, o forma de explicación del mundo, al margen de causalidades analíticas y objetivas propuestas por el hombre occidental, citadino, intelectual y utilitarista.

Un pensamiento causal, se interroga en torno a un ¿Por qué?, en cambio un pensar indígena apela al ¿Cómo?, de acuerdo con lo que se considera adverso o favorable. 

A partir de esto el autor refleja que el mundo indígena, trabaja con las nociones del “vuelco de la realidad”, que encabeza la noción de pachacuty, ya que la realidad para el indígena se encuentra sostenida en una delicada armonía que compromete el estado anímico del sujeto y su relación con los sucesos, se pueden prever eventos que alteren el equilibrio de la realidad. 

Por otra parte, el conocimiento de entrancia, personaliza al mundo y destaca la globalidad de este, porque enfrenta el desgarramiento entre lo favorable y lo desfavorable, llevado por un afán de salvación. 

Esto puede relacionarse con lo propuesto por Viveiros de Castro, quien diferencia el pensamiento amerindio de las cosmologías multiculturalistas modernas. Esta crítica exige la disociación y redistribución de cualidades bajo la etiqueta de naturaleza y cultura vistas como universal, particular, objetiva y subjetiva. A partir de esto se presenta el multinaturalismo como base del pensamiento amerindio como oposición al multiculturalismo del pensamiento occidental. 

Entre estos dos pensamientos observamos que no se comparten el mismo contenido, ni el mismo estatuto análogo, el pensamiento amerindio no señala regiones del ser, sino configuraciones relacionales, perspectivas cambiantes, puntos de vista, dirá el autor. 

Desde el perspectivismo indígena, las relaciones sociales no se achican simplemente a los seres humanos. Poseen relación con animales, con lo no humano y hasta con los muertos. Ésta visión además tiene una ideología de chamanes, entendida ésta según Viveiros de Castro como la habilidad que tiene ciertos individuos de cruzar las barreras corporales y adoptar las perspectivas de otras subjetividades.

El chamanismo es un modo de actuar que implica un modo de conocer, un cierto ideal de conocimiento, referirá el autor. Este perspectivismo a su vez se entrelaza con la noción de animismo definido como una ontología que postula el carácter social de las relaciones entre las series humanas y no humanas. Observamos así que los conceptos de ambos autores se entrelazan, ambos entienden a partir del pensamiento indígena, que las relaciones son complejas y cambiantes constantemente, no lineales.

Tanto el pensamiento seminal de Kusch y la noción de perspectivismo desde el chamanismo de Viveiros, funcionan para dar cuenta que el indígena conoce de manera diferente, el indio, conoce, no al objetivar, sino al personificar y al tomar el punto de vista de aquellos que han de ser conocidos revelando su intencionalidad.

De igual manera sucede al hablar de animismo, donde las relaciones se expanden hacia las entidades no-humanas en el grado de socialización e intercambio mutuo. Este concepto se asemeja con la idea de Kusch al hablar del equilibrio entre la comunidad y las entidades, humanas o no-humanas, de la realidad circundante del hombre americano.