Con la declaración de vecinos de Villa Angelita continuó hoy la audiencia de debate seguida contra Hernán Nicolás Viveros, imputado por homicidio agravado por mediar violencia de género en perjuicio de Rebeca Anahí Girón (17).

El juicio se lleva a cabo en la Sala II del Tribunal de Juicio con tribunal colegiado integrado por los jueces Ángel Amadeo Longarte (presidente), María Victoria Montoya Quiroga (vocal) y María Gabriela González (vocal interina).

Uno de los testigos (F. R.), que dijo haber ser amigo del imputado tiempo atrás, contó que estuvo reunido con Viveros y con otros vecinos del barrio el viernes previo al hallazgo del cuerpo de Girón. Dijo que ese día salió de trabajar como a las 15 y se fue al “arbolito”, un punto cercano a la casa abandonada donde fue encontrada la víctima. Se habían juntado a fumar unos “fasos” y Viveros estaba presente.

Sostuvo que en el transcurso de ese encuentro vieron una moto roja en la piecita derruida y advirtieron que había gente adentro, “un vago y una mina”. Estaban parados pero no alcanzó a distinguir quiénes eran.

Estuvieron en el “arbolito” como dos horas y luego él se retiró a su casa, a descansar, y volvió a la noche. Habían acordado reunirse nuevamente para apedrear los vehículos que iban a pasar con hinchas de Central Norte por la avenida Tavella. Eso fue como a las 20 o 21. Estaban más o menos los mismos chicos que a la tarde, el imputado entre ellos. Allí tomaron, fumaron marihuana y algunos consumieron pasta base. Dijo no saber si Viveros lo hizo esa noche, pero “calculó” que sí.

Luego del incidente con los simpatizantes de Central Norte se dispersaron porque sabían que iba a llegar la policía. El testigo dijo que él se fue a buscar a una chica con la que estaba saliendo, en su moto. Ya era pasada la medianoche.

Luego de buscar a la joven decidieron ir a tomar cerca de la casa abandonada. Se encontraron con el imputado y un tal Matuco. Estaban en la vereda y Hernán entró solo a la casa. Salió rápido y dijo que “había alguien tirado”. El testigo creyó recordar que le pidió su celular prestado para alumbrarse. En una declaración anterior, en fiscalía, había precisado que el imputado había entrado en dos oportunidades a la casa abandonada y que, después de iluminar el ambiente, les manifestó que se trataba de una “mina”, que estaba boca abajo, con las piernas dobladas y con el pantalón abajo.

El testigo sostuvo que no le prestaron demasiada atención a lo que decía porque ese lugar era un “aguantadero” y mucha gente entraba ahí a drogarse. Dijo que se enteraron de que la joven estaba muerta al día siguiente, por la policía.

El joven remarcó que el único que entró al interior de la vivienda derruida fue el acusado. Afirmó que la primera vez que declararon él y sus amigos no mencionaron que uno del grupo había visto a la víctima porque tenían miedo. Tampoco hablaron de la moto roja que habían visto por la tarde en el lugar porque en un primer momento no les había llamado la atención ese detalle, porque siempre había gente entrando y saliendo del “aguantadero”.

Consultado por la fiscal acerca de algunas afirmaciones suyas, en declaraciones previas, el testigo refirió que en un primer momento él dijo que pensaba que Viveros había sido el autor del hecho porque era de los que más se drogaban con pasta base. En su declaración había señalado que “cuando Hernán se fue a la tarde se fue solo y después volvió reduro”.

El testigo agregó que luego de que Viveros les contó lo que había visto se fueron todos a la esquina de la casa de otros amigos, los “Mellis”, y le contaron al padre de estos lo que había ocurrido. Él les advirtió que no se metieran y les dijo que se fueran.

Este hecho fue ratificado por otras dos testigos (hermanas) que también comparecieron hoy. Dijeron que el padre de los “Mellis” les aconsejó irse y les dijo que seguramente algún vecino se encargaría de llamar a la policía.

Una de las testigos indicó que cuando estaban reunidos por la noche afuera de la casa abandonada, Hernán entró porque el testigo anterior, F. R., le pidió que lo acompañara a orinar. Dijo que entraron ambos y estuvieron un par de minutos. Al salir, F. R. contó que adentro había una chica tirada en el piso, con los pantalones abajo.

La testigo también mencionó que los chicos del barrio contaron que esa tarde habían visto entrar al lugar a una pareja. Que salió el hombre pero la mujer no.

Otra de las testigos –pareja de F. R. al momento del hecho- dijo que fue Viveros quien llamó a su novio para contarle que había visto a una chica tirada en la piecita derruida. Dijo que no sabían si estaba viva o muerta. Ella le pidió a F. R. que la llevara a su casa porque se asustó y no quería tener problemas.

Por el Ministerio Público interviene la fiscal de la Unidad Especial de Femicidios, Mónica Poma. La defensa del imputado estará a cargo de Rodrigo Anachuri.

El hecho ocurrió en septiembre de 2015, en una vivienda abandonada ubicada en pasaje Madre Teresa de Calcuta y Manuela G. de Todd, en Villa Angelita. La víctima tenía 17 años, se encontraba en situación de calle y tenía problemas de adicciones. El informe de autopsia reveló que falleció por asfixia por estrangulamiento.