El ministro de Salud no lleva ni tres meses en el cargo y ya se desligó de cuanto señalamiento se le hizo. No importa la naturaleza del problema, los cañones siempre apuntan a trabajadores, profesionales, gerentes y a su antecesor Juan José Esteban.

Como si se tratara de un outsider que se topó repentinamente con las falencias del sistema de salud, el ministro Federico Mangione volvió a apuntar a la gestión de su antecesor Esteban por el hallazgo de medicamentos vencidos por $26 millones. A eso le sumó críticas por el estado del parque automotor del ministerio y por el manejo general de la pandemia. Fiel a su espíritu patronal, incluyó en la volteada también a choferes de ambulancias y trabajadores del sistema de salud.

En declaraciones al programa Día de Miércoles, el ministro sostuvo que la gestión de Esteban «dejó un descuido con las enfermedades crónicas» y ello lo argumentó por el temor y el miedo por el desconocimiento que se tenía de la enfermedad.

Además, sostuvo que la pandemia «llevó a desenmascarar lo peor del ser humano» y apuntó que a pesar de las inversiones que se hicieron, no hubo optimización de los mismos.

En este sentido, recordó que cuando llegó a Orán, al hospital San Vicente de Paul se dio con una gran cantidad de medicamentos vencidos, los cuales estarían valuados en casi 26 millones de pesos. «Hay un desinterés de quien sea» cuestionó y agregó que ha denunciado esa situación porque tiene que haber algún responsable.

Finalmente, se refirió al uso del parque automotor que dispone el Ministerio y aseveró que, de 400 vehículos, la mitad funciona y más o menos. Lamentó que, de las 50 ambulancias que adquirió el Organismo en el último tiempo, algunas están inutilizadas y no cumplen el año de funcionamiento. Apeló a la falta de mantenimiento y hasta el mal uso que se les estaría dando.

Es ya un síntoma evidente de la actual gestión en salud pública que, cada vez que surge un problema, se busca primero un culpable y después una solución. En el micromundo de Mangione, la culpa siempre es ajena.

La culpa ajena es barata…

Cuando las ONG’s que trabajan en el chaco salteño contra la desnutrición acusaron falta de articulación con el ministerio de Salud, la respuesta del exgerente del Hospital Materno infantil fue: “no es posible que venga gente a decirnos como debemos manejar la provincia. Me refiero a las fundaciones que vienen, que no es gratis, y que vienen acá al norte. Ni siquiera nos comunican qué está pasando. A la Salud la manejamos los salteños”.

Más adelante, ante el pedido de humildad de los referentes de ONG’s como Pata Pila, el ministro redobló la apuesta: «En más de 20 años no han logrado ningún cambio. Les pido a las organizaciones que el trabajo se realice de forma mancomunada».

Una situación similar se dio a pocos días de su asunción, cuando una mujer se vio obligada a parir en la calle ante la negativa del personal del hospital Papa Francisco de atenderla. Por entonces, el funcionario aseguró que «el hilo no se cortaría por lo más fino». Sin embargo, toda la artillería verbal se direccionó contra la empleada administrativa y, finalmente, contra el gerente del nosocomio, Daniel Mamaní, quien fue destituido de su cargo.

Dos chatas

Hasta el momento no se pudo constatar el estado real de los vehículos pertenecientes al ministerio. Lo que estaría casi probado, en cambio, es la adquisición de dos camionetas de alta gama por un valor de $40 millones, algo que no condice con el tan aclamado equilibrio contable que se profesa desde la cartera. ¿Qué tan necesaria resulta la adquisición de camionetas de alta gama y por ese valor? ¿Comenzará el ministro a hacerse cargo de los problemas de la salud en Salta o seguirá buscando chivos expiatorios para exculparse?