Mario Wainfeld, desarrolla lo que a su juicio son las ambiciones reales del oficialismo y de los partidos de oposición para las PASO de hoy. Recurre para ello a las experiencias del 2011, 2013. Los precandidatos a presidente de los partidos chicos deberán juntar unos 360.000 votos para seguir en carrera.

“El Frente para la Victoria (FpV), cuyo candidato a presidente es el gobernador Daniel Scioli, busca llegar puntero en ambos comicios, de mínima. También a hacerlo con un margen amplio que lo coloque como favorito. De (difícil) máxima, conseguir el 45 por ciento que lo consagraría en octubre. O el 40 por ciento, con una luz de más de diez puntos porcentuales sobre el escolta. Según el sistema constitucional, esos guarismos llevarían a Scioli a la Casa Rosada sin ballottage como consiguió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2007 y 2011”. Así plantea el columnista político de Página 12 las expectativas de Daniel Sicoli.

Para el caso de los rivales de este, Wainfeld sostiene que “sus rivales en esa liga mayor son los frentes Cambiemos y UNA, que disputan internas para presidente. El primero entre el jefe de Gobierno Mauricio Macri (PRO), el senador Ernesto Sanz (UCR) y la diputada Elisa Carrió (Coalición Cívica). El segundo entre el diputado Sergio Massa y el gobernador José Manuel de la Sota. Las sinceras expectativas de Cambiemos y UNA son llegar a un segundo puesto cerca del FpV ahora y particularmente en octubre para forzar la segunda vuelta y estar en perspectivas de revertir el resultado.

Macri y Massa son los favoritos en las respectivas primarias. Su eventual derrota, que los dejaría fuera de la carrera presidencial, daría un tamaño batacazo. En menor medida también lo sería que fuera pareja la contienda en Cambiemos, donde se augura una consagración contundente de Macri. En UNA se prevé una pulseada algo más pareja aunque con final holgado para Massa. Más allá de vencedores, vencidos y eliminados la lectura del escrutinio deberá atender a las diferencias entre primero y segundo. Y entre éste y el tercero en el podio, en la interna de la oposición con ambiciones de primeras ligas.

“Para construir y para seguir”, es el título que el analista político usa para describir la situación del resto de los presidenciales:Margarita Stolbizer, candidata a presidenta de Progresistas, desea mejorar su capital político y conseguir un porcentaje de votos que la posicione como referencia opositora para los años venideros. Sería un éxito para su propia vara si llegara a los dos dígitos o los rondara, labor muy peliaguda en un contexto de polarización marcada entre los tres primeros. Oriunda del tronco radical, la fuerza de Margarita también libra una interna tácita con la UCR y con Lilita Carrió cuya adhesión a Cambiemos dividió aguas entre boinas blancas de variada trayectoria.

Para las otras fuerzas con candidatos a presidente, el primer reto es calificarse para octubre. Necesitan sumar el 1,5 por ciento del total de los votos emitidos. El número estricto del piso depende de cuántas personas voten. Estimando, sólo en un cálculo grueso para permitir estimaciones, un 70 por ciento de participación en todo el país se rondarían 22 millones de votos. O sea, que un piso imaginable estaría alrededor de 350.000 sufragios o 400.000 para estar tranquilos.

Uno de quienes compite por esa marca es el senador Adolfo Rodríguez Saá, contando con su peso en San Luis y en provincias aledañas (las otras de Cuyo y Córdoba) como sustento esencial.

También van en pos de la supervivencia cuatro espacios de izquierda, una cantidad que sin duda dividirá en exceso un caudal potencialmente común. La más sólida, según pronósticos y antecedentes electorales, es el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que propone una interna entre Nicolás del Caño y Jorge Altamira. Deberán remarla acaso más los presidenciables Alejandro Bodart, Víctor De Gennaro y Manuela Castañeira”.