Cristina Monserrat Hendrickse trabaja entre Buenos Aires y Neuquén. De ser elegida, sería la tercera magistrada trans en el mundo. Está en pareja hace doce años con una mujer. Entre las dos suman cinco hijos.

“Creo que reúno las condiciones para ocupar ese lugar, por eso me largo al ruedo a competir”, contó a Télam Cristina Hendrickse, que se postuló para ser jueza de Familia de Chos Malal, en el norte neuquino y, de acceder al cargo, se convertiría en la primera jueza trans de Argentina.

La abogada se recibió en 1993 en la Universidad de Buenos Aires, y ahora, con 55 años esta posibilidad “significaría un avance en mi carrera profesional”.

Y también “para el colectivo LGBT, porque es una buena señal para salir del gueto y ocupar cargos públicos, un derecho humano que tenemos todas las personas“.

Eligió Neuquén para intentar ser jueza porque vivió en esa provincia patagónica hace unos años y allí conoció a su esposa Liliana, cuando aún no había realizado su cambio de identidad de género.

Junto a su esposa y cuatro hijas -propias y de relaciones anteriores de Cristina y Liliana- viven en el barrio porteño de Villa Ortuzar.

“Lo hablamos en familia. Para Lili y mis hijas sería volver a su provincia de origen, y para mí regresar a una provincia que tiene mucha apertura a las diversidades. Sería un lindo ambiente de trabajo”, destacó Hendrickse.

Un hecho discriminatorio que se resolvió satisfactoriamente la terminó de convencer de que esa provincia es la indicada, ya que hace dos meses -en un juzgado de Zapala, Neuquén- una empleada le impidió acceder a los expedientes donde litiga porque no estaba rectificado su nombre en el sistema de notificación electrónico.

Ella figuraba con su nombre masculino en el sistema online, y a pesar de tener su documentación y credencial profesional con la identidad femenina, se le impidió ver los expedientes.

“Hice la denuncia y me recibió, en menos de 24 horas, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Germán Busamia, y me pidió disculpas en nombre de la institución por semejante maltrato”, recordó la profesional.

También valoró que la Constitución neuquina “deje en claro que es una provincia laica, lo que es garantía para los derechos humanos con perspectiva de género”.

Otro dato que resaltó es que “la provincia es gobernada por el Movimiento Popular Neuquino, y en el área LGBT está Adrián Urrutia, que es peronista y es otro signo de apertura”.