En el laboratorio del Hospital Materno Infantil se destapó una olla que obligó al responsable a salir por la puerta de atrás. Negocios y boicot a la salud pública en épocas de pandemia. Norma Jean 

La aparición de la pandemia dejó al descubierto las tantas falencias que la Salud Pública tiene.

En Salta, se llevó puesta a una ministra, cuyas prioridades no eran precisamente las de los salteños. Eso sin contar la cantidad de «vivos» que se aprovecharon del momento para lucrar más aún a costa de los más necesitados.

El sistema de Salud se preparó para la crisis de la manera que pudo. Camas, salas de terapia intensiva, respiradores, equipos, indumentaria e insumos.

Así, se compró un nuevo termociclador para el laboratorio de virología del hospital del Milagro. Lo que posibilitó elevar los procedimientos diarios al doble de su capacidad, dependiendo de la cantidad de testeos que se realicen a nivel provincial.

El termociclador fue entregado por el Ministerio de Salud de la Nación, tras gestiones realizadas desde el Gobierno Provincial. Se puso en funcionamiento en mayo para procesar las tomas bajo la técnica de PCR en tiempo real, un mecanismo que permite detectar el virus mediante la amplificación de un fragmento de ADN en estudio. Esta entrega se realizó en el marco del plan de fortalecimiento de los sistemas de salud que se lleva adelante a través del Ministerio de Salud Pública de la Provincia en el contexto de la pandemia.

A los pocos días, el Jefe de Laboratorio del Materno Infantil, Raúl Bellomo, comenzó los trámites para adquirir equipos para hacer PCR. Mientras tanto, tramitaba los permisos… pero los permisos eran para su laboratorio privado, Labac SRL (Laboratorio Bioquimico de Alta Complejidad).

Durante meses, Bellomo engañó a la gerencia con una falsa gestión para la habilitación de un sector de biología molecular en el laboratorio del Hospital. Hasta firmó la compra de un termociclador, que llegó roto y, a pesar de ello, lo recibió para exhibirlo en las instalaciones del nosocomio.

El gerente del Materno empezó a dudar porque no veía avances en la puesta en marcha del nuevo sector y confirmo sus sospechas cuando supo que, mientras este señor equipaba al hospital con aparatos que no funcionan, su laboratorio estaba más que preparado para para hacer las pruebas de PCR.

Fue entonces cuando llamó al bioquímico y le dijo «o renuncias o te echo con causa policial». Bellomo, no lo pensó mucho y se pidió una licencia por comorbilidades.

 

Al poco tiempo de esto, y tras el cambio de jefaturas, en septiembre, se instaló en el Hospital Público Materno Infantil un nuevo centro de testeo para COVID-19, exclusivo para hacer un relevamiento del estado de salud del personal de seguridad y salud, centros de diálisis y hogares de ancianos, los más expuestos a la enfermedad. Este Centro tiene capacidad para tomar 1000 muestras diarias, de las que se puede informar los resultados en 4 horas.

El único inconveniente es, quien quedó al frente del área de laboratorio sería socio de Bellomo y algunos señalan que se abastecería de insumos y reactivos del hospital para usar en el laboratorio de su amigo.

Incumplimientos al por mayor

Otro problema del Hospital Materno Infantil tiene que ver con el cartel publicitario en sus terrenos, algo así como un «Currito» aparte.

Quedó en evidencia después de años que nadie se percatara, por una denuncia de un referente del Frente Todos, quien buscaba alguna repercusión tras perder en cuanta elección se presentó.

La denuncia apunta a personas físicas y no jurídicas, como sería el Ministerio de Salud Pública o el Hospital Público Materno Infantil. En este caso apunta a Carlos Moreno, ex gerente del hospital y a Roque Mascarello, ex ministro de salud. También salpicó a la Municipalidad de Salta porque incumple la ordenanza que prevé su retiro.

La acusación señala un plazo de tres años y medio de reclamo para que el cartel electrónico publicitario sea retirado. Esto no sucedió, a pesar de los incumplimientos en los que incurre.

El anuncio está autorizado mediante un convenio entre la gerencia del nosocomio, una fundación y la firma propietaria del espacio publicitario. Este hecho, como mínimo, constituye una serie de maniobras poco claras. Al margen que legalmente no se puede ceder un predio público sin autorización del Ejecutivo Provincial o de la Legislatura. Aparentemente este convenio entre particulares tiene más peso que una ordenanza sancionada por el Concejo donde se prevé su retiro.

En la delación, se dice que hubo una decisión clara del Gerente, previa autorización del Ministro, de ceder una parte del terreno a un privado. Y se pide que se deje sin validez el acuerdo descrito, así como el acto administrativo donde se cede el terreno. Al margen de que la Municipalidad se ampara en la existencia de este convenio para no cumplir con lo decidido por el Concejo.