Una casa bucólica en la zona del Lesser, otras siete en distintos country, dos departamentos y cuatro casas de barrios son los lugares en que viven los miembros del gabinete provincial. Pase, recorra y vea. (Daniel Avalos)

En el gabinete provincial también hay villeros. No nos referimos a los que viviendo la marginación social como una imposición implacable se hacinan en las villas de emergencia de las periferias de la ciudad; sino a los villeros que aquí podríamos llamar “patricios”: esos que residen en un ambiente campestre y aristocrático donde las mansiones confortables se abstraen del trajín urbano y de lo plebeyo.

La zona de influencia de la Villa de San Lorenzo es uno de esos lugares. Ya son pocos los ministros que habitan allí. Para ser precisos, sólo uno y es en el Lesser: Baltasar Saravia, Ministro de Infraestructura, Tierra y Vivienda. El hombre que aprovechando herencias familiares levantó su residencia es esa geografía bien aristocrática y surcada por huellas serpenteantes que los vehículos transitan para depositar a su conductor en el confortable hogar erigido entre los cerros.

También en la zona de San Lorenzo, pero en una urbanización privada igualmente bucólica -Chacras de Santa María-, está instalado el terreno de 4.834 metros cuadrados de otro miembro del gabinete apegado a los blasones pretéritos: el Secretario General de la Gobernación, Ramiro Simón Padrós, en quien recae la misión de encontrar los argumentos jurídicos válidos para los actos de gobierno. Fuentes consultadas por Cuarto Poder aseguran que Padrós no reside aún en ese lugar. De ser así, se trata de algo transitorio en tanto el domicilio de residencia declarado por el funcionario en el año 2013 -Adolfo Güemes al 2.000- se encuentra hoy con un cartel que lo ofrece a la venta. La conclusión se impone: el más aristocrático del gabinete provincial y quien se iniciara en la era “U” como Secretario Legal y Técnico, abandonará esa casa de una planta con pequeño jardín al frente para vivir sus días en un barrio privado con canchas de polo y tenis.

Si de nombre patricios se trata, los casos de Alejandro Cornejo D’Andrea y Oscar Villa Nougues merecen resaltarse. La declaración jurada que el primero presentara en enero del 2014 tiene en blanco la sección “Bienes Inmuebles”, a diferencia de los espacios destinados a registrar las “Cuentas bancarias”. Reacio el personal de su ministerio a develar el domicilio del jefe político de la brava policía local, Cuarto Poder se entregó a un trabajo de inteligencia que arrojó resultados poco aptos para un titular periodístico escandaloso: el hombre vive en un departamento de la calle Pueyrredón desde 2009, cuando se instaló en la provincia tras residir en España entre los años 2004 y 2008. Las fuentes aseguran que el departamento es de un ambiente y que en él convive con su mujer, aunque difieren en otra cosa: algunos aseguran que el depto fue facilitado sin cargo al ministro por la madre del mismo, mientras otros juran que el hombre paga un alquiler por habitarlo.

Situación algo similar es la del ministro responsable del brote epidemiológico de dengue en Orán: Oscar Villa Nougues con residencia efectiva en un departamento de las torres que se levantan en Avenida Entre Ríos entre Alvear y Adolfo Güemes, del cual sería propietario. Seguir los pasos de sus bienes inmuebles resulta más difícil por haber hecho su vida profesional en el departamento de Metán. Allí se inició su carrera profesional -médico de planta del hospital desde el 2002 y miembro de la comisión directiva de Círculo Médico del lugar desde 1999- e incluso política: fue diputado por el PRS desde el año 2003 hasta el momento que accedió a la cartera de salud.

Los nuevos ricos

Son muchos más los ministros a los que definimos como “nuevos ricos”: aquellos que no sólo han llegado al lugar de riqueza y poder al que deseaban llegar, sino que también se encargan de publicitarlo con gestos y modos de vida adquiridos. A la vanguardia de ese pelotón se ubica el actual Jefe de Gabinete y durante dos periodos Ministro de Hacienda: Carlos Parodi.

Que todos sepan que su lugar de residencia es una estridente mansión en el country Valle Escondido obedece a un informe del diario El Tribuno publicado en julio de 2013: terreno de 2.900 metros cuadrados, 500 de los cuales pertenecen a una construcción que incluye numerosas habitaciones, varios garajes, pileta vidriada con un jacuzzi al aire libre y un gimnasio particular. Por entonces los operadores inmobiliarios tasaron la residencia en 700 mil dólares que transformados en pesos al cambio de hoy, suponen 10 millones.

Parodi, sin embargo, hizo escuela entre varios ministros que forman parte de su círculo de confianza en la gestión: la cofradía de los contadores. De ella forma parte, por ejemplo, Javier Montero Sadir: Ministro de Ambiente y Producción Sustentable. Es una de las caras nuevas del gabinete provincial aunque hace años que se desempeña en la órbita que conduce el propio Parodi. A pesar del doble apellido, nadie identifica a Montero como un hombre de familia adinerada y sí como alguien de clase media que luchó con fiereza para escaparle a la movilidad social descendente. Esos tiempos, sin embargo, han quedado definitivamente atrás. La chismografía, que siempre aporta algo a informes de este tipo, asegura que el pasado 12 de abril festejó su cumpleaños con selectos invitados que celebraron su condición de nuevo rico. El lugar de encuentro fue una ostentosa casa que se levanta en un country y que los chismosos prefirieron no identificar. La declaración jurada presentada por el actual ministro en marzo del 2015 viene a nuestro auxilio: en junio del 2011, Montero Sadir adquirió un lote en el country Lucinda Norte en el que declaraba haber invertido para la construcción de su hogar $535.385. La casa ya parece estar terminada.

Hay más contadores vinculados al entorno de Parodi que ahora habitan en country: son los casos de Carlos Abeleira y Sebastián Gomeza, Ministro de la Primera Infancia y Ministro de Hacienda respectivamente. La historia de ambos siempre estuvo vinculada. Juntos se iniciaron en el área de finanzas durante la gestión Romero, se mantuvieron vigentes en la era Urtubey, prestaron servicios en la municipalidad de Miguel Isa y ahora forman parte del gabinete U. También compartieron otras cosas: eran vecinos en el country Valle Escondido donde Abeleira alquilaba una casa y Gomeza era propietario de otra. Casi juntos abandonaron el exclusivo lugar para instalarse en otro no menos exclusivo: El Tipal. Allí viven ahora. Abeleira en una casa de dos plantas ubicada en la calle Refugio de esa urbanización privada, mientras Gomeza habita otra también de dos plantas y estilo moderno mediterráneo situado en la callecita Escoipe. Todos los consultados coinciden en que Abeleira alquila la propiedad como antes lo hacía en Valle Escondido. A Gomeza, en cambio, lo señalan como un propietario que podría justificar bien su patrimonio: es yerno de Emilio Marcelo Cantarero, el hombre que fue ministro de economía de Roberto Romero, se destacó como senador nacional, estuvo involucrado en las coimas del senado durante el gobierno de Fernando de la Rua y es el dueño, justamente, de Valle Escondido.

Otro hombre importante de la cofradía de los contadores es Roberto Dib Ashur. Su estadía en Harvard inclinó al equipo de prensa del ministerio de Educación a negarnos información sobre el lugar de residencia del ministro sin la autorización de quien ahora no está en la provincia. Hubo que recurrir, entonces, a su declaración jurada del 2012. Allí figura, obvio, una parcela ubicada en la calle España del country “Solar de San Lorenzo”. De no vivir allí, el ministro podría vivir en varios lugares. La documentación informa que es un hombre que hace años carece de preocupaciones económicas: es propietario del 20% de una casa en calle Las Margaritas de Tres Cerritos; el 50% de otra ubicada en la misma barrida pero en la calle Los Eucaliptos y posee la propiedad del 50% de un departamento ubicado en la calle Pedernera. Según los valores declarados por el propio ministro, las tres propiedades están valuadas en 950.000 dólares.

Volvamos a El Tipal. Hacia allí se dirige también la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Pamela Calletti. Fuentes ministeriales declararon a este medio una verdad a medias: que la única mujer del gabinete habita una casa en el Barrio El Huayco. Lo que prefirieron ocultar es lo que el diario El Tribuno publicó en mayo del 2014: que la joven construía una casa en El Tipal con $350.000 que le otorgó el programa Procrear en agosto de 2012. Se trata de un lote de 1.109 metros cuadrados adquirido en marzo de 2011. Lo único que podemos aportar en estas líneas es lo que nos aportaron los guardias de esa urbanización: la ministra inspecciona la construcción de su casa en la calles las Grullas y Esteco de la urbanización privada y que según pudo comprobar este medio está a punto de ser habitada. Una nueva mudanza se aproxima.

Los barriales

Finalmente están lo menos: ministros que habitan barrios de clase media que no obligan a sus habitantes a replegarse por las noches al frente del televisor por la violencia que estallan en sus calles, aunque habrá que admitir que los mismos están lejísimos de las estridencias económicas de los casos anteriores.

La particularidad alcanza incluso a un ministro poderoso: Juan Pablo Rodríguez, el hombre que desde hace años administra las relaciones políticas y comunicacionales del gobierno y le susurra al oído del gobernador las oportunidades políticas y mediáticas. Operador político al fin, posee la imagen propia de personajes de este tipo que cultivan un perfil bajo que les ahorre notoriedades personales indeseadas. De allí que con soltura, los trabajadores de su área consultados, nos informaran que “el ministro vive en la primera tapa del barrio  Parque General Belgrano”. El testimonio de los vecinos confirma la información y celebran una situación que atribuyen a los privilegios propios de un funcionario: en la esquina del barrio se colocó una cámara de vigilancia. Una declaración jurada también corrobora el domicilio, aunque en esta última se especifica que en el año 2002 recibió en donación la tercera parte de la planta baja y alta de un departamento ubicado en la avenida San Martín. Los consultados confirman que se trata de la propiedad de los padres del poderoso ministro. Una donación del mismo tipo y por el mismo porcentaje aunque concretada en 1992, se registra para el caso de un departamento ubicado en calle 20 de febrero.

Mariano Ovejero, es otro de los ministros que habita una casa construida por el IPV. Se ubica en el barrio Los Pinos 2 que se erige por debajo del barrio Grand Bourg y justo atrás del colegio San Pablo. Según el relato de los vecinos consultados, la barriada surgió hace quince años a partir de un convenio entre el IPV con el club Los Profesionales del que forma parte el titular de la cartera de turismo y cultura. Los jóvenes profesionales de entonces compraron el cómodo terreno y pagaron la pequeña edificación realizada por el IPV que consistía en un living comedor, una habitación y un baño. Tras ello se dedicaron a ampliar sus casas que en la mayoría de los casos culminó con confortables lugares de residencia que, sin embargo, posibilitan el contacto cara a cara entre los vecinos.

Curiosos son los casos de los ministros de Trabajo y el de Asuntos Indígenas y Desarrollo Comunitario: Eduardo Costello y Gustavo Gómez Almaras respectivamente. Del primero, sus empleados comentan con tono jocoso y orgulloso que su jefe político vive con su madre en la calle Ameghino del barrio 20 de febrero. Ocurre desde la separación conyugal de la madre de sus hijos quienes habitan la casa de San Luis que cobró notoriedad cuando las camionetas oficiales transportaban a los hijos del ministro hacia la escuela donde concurrían.

El caso de Gómez Almaras es algo parecido. En la declaración jurada que presentó en el año 2015 informa ser dueño de tres propiedades: una en la calle Olmos del sector plebeyo de Tres Cerritos y cercano al destacamento de la gendarmería en Chachapoyas, otra en la calle General Paz al 500 y una tercera en barrio Universitario. Cuarto Poder visitó las dos primeras para corroborar que las propiedades muestran paredes exteriores atacadas por el sol y la humedad. La propiedad de barrio Universitario no fue visitada por esta redacción, aunque la característica de la barriada de la zona norte de la ciudad indica que el valor del inmueble está lejos de ser impresionante. La encargada de prensa del ministerio respondió al requerimiento de Cuarto Poder informando que “el ministro vive a tres cuadras de la gendarmería en Chachapoyas”, en clara alusión a la primera de las direcciones acá mencionadas.

Los menos del gabinete provincial, en definitiva, parecen querer evitar los reflectores que buscando alumbrar la vida de los funcionarios púbicos se concentran siempre en las propiedades inmobiliarias de los mismos. Los más, en cambio, hacen caso omiso a ese detalle. Puede que el fondo celebren mostrar que sus pretensiones, efectivamente han triunfado.