La administración de Gerardo Morales canceló a mediados de marzo pasado una cuota (de dos por año) por u$s 9 millones, contraída para la construcción del parque solar para generación de energía Cauchari. Este pago se imputó a los intereses –no al capital- de la deuda contraída en septiembre de 2017 para esta mega obra, aún hoy sin terminar.
Por aquel entonces, Jujuy fue evaluada por Wall Street en la categoría “B” que le asignó una sobretasa de interés del 8,6 % por un total de u$s 210 millones tomados en esta plaza neoyorkina. Esta fue “la quinta cuota desde que se contrajo la deuda”, recordó el portal Jujuy al momento, medio que evaluó, con mucha mesura que cuanto menos “el gobierno atraviesa por una situación que augura un problema a futuro”.
En este artículo publicado el 29 de marzo de este año, el portal colega sintetizó que en todo este período la gestión Morales se vio en la obligación de cancelar “sólo los intereses generados en la operación, ya que obtuvo cinco años de gracia para devolver todo el capital, de manera que en septiembre de 2022 habrá que cancelar los 210 millones de dólares”.
Lo que medió entre la operación financiera que Jujuy realizó en Estados Unidos y el desarrollo de la obra le dejó un panorama macilento a esta gestión, tanto por el lado de la producción de energía como de la obtención de dividendos por su venta. Sucede que Morales tenía previsto, o al menos así lo informó a los jujeños, que Cauchari empezaría a dar frutos en junio de 2.018 y que el crédito internacional solicitado se cubriría con lo que facturase este parque solar. De aquellas previsiones, hoy sólo quedó la deuda en dólares, cuya próxima cuota por 9 palos verdes vence en septiembre.