La postergación de los comicios trajo cierto alivio a los candidatos del oficialismo y a la vez envalentonó a opositores, que ahora claman por la unificación. Aunque no haya definiciones sobre la nueva fecha, más de un frente se verá obligado a repensar estrategias con las cartas sobre la mesa. 

Hacia afuera todos coincidían en que los comicios no podían realizarse el 4 de julio próximo, pero en el fuero íntimo más de uno rechinó los dientes tras el anuncio del gobernador en horas de la tarde de ayer.

El pedido de la iglesia católica a través de su máxima autoridad Mario Cargnello, sumado al descontento propio de las restricciones recién aplicadas, generaron el momento propicio para el anuncio. Aunque no pocos sostienen que la postergación era un hecho, incluso antes de la llegada de la segunda ola.

En el oficialismo la noticia trajo cierto alivio en el marco del cuestionamiento creciente a la fecha propuesta en los inicios. Los candidatos de ambos frentes ya no tendrán que hacer malabares para explicar por qué la fase 1 del confinamiento no alcanzará a las instancias del calendario electoral. Aunque, vale decir, el anuncio desacredita fuertemente a candidatos como Matías Posadas que ligaron su discurso de campaña a la gestión del COE y justificaron hasta último momento la fecha electoral.

En el Frente de Todos, aunque festejaron la medida desde el argumento «sanitario», entienden que sólo la unificación con los comicios nacionales podría salvarlos del cachetazo electoral. Las encuestas marcan una caída notable de apoyo en los segmentos juveniles y apuestan al salvavidas nacional.

Una situación similar se vive en el seno de Juntos por el Cambio +, con el agravante de que el anuncio de Sáenz termina de sepultar las aspiraciones nacionales de Martín Grande Durand. Hasta último momento, la posibilidad de una doble candidatura estaba latente, aún a sabiendas del costo que la misma hubiera generado. En el frente celebran que la candidatura nacional haya quedado vacante y que el empresario mediático se vea obligado a jugar fuerte por la senaduría.