Marcos Peña y Rogelio Frigerio plantearon que las denuncias eran “estrategia electoral” y retrucaron que la culpa la tenía la oposición por no aceptar su propuesta de adoptar el cuestionado voto electrónico.
El Gobierno respondió a las denuncias de Unidad Ciudadana con más fuego: negó cualquier irregularidad en el escrutinio y aseguró que el kirchnerismo manejó las elecciones en su tiempo. “Es un extremo de cinismo. No se los cree nadie. Es una estrategia electoral”, enumeró el jefe de Gabinete, Marcos Peña, con su habitual sonrisa de pocos amigos. Junto al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ofreció una conferencia de prensa en la que desestimaron la posibilidad de hacer un conteo voto por voto. Además, retrucaron que se debería tratar ya el voto electrónico en el Senado para evitar futuros casos. Desde diversas ONG que se oponen a la aplicación de ese sistema, por considerarlo vulnerable, explicaron que la tecnología no resolverá los problemas de la larga madrugada del domingo.
En plan de frenar la polémica en la que se metieron cuando se detuvo el escrutinio bonaerense sin que se conociera el ganador o la ganadora, diversos funcionarios salieron a responder con el mismo guión: negaron irregularidades y propusieron como la panacea el voto electrónico que no consiguieron aprobar el año pasado.
La principal defensa de la transparencia del escrutinio quedó en manos de los habituales voceros del presidente: Peña y Frigerio. “¡Qué paciencia!”, soltó Peña cuando le preguntaron por el pedido de CFK de hacer un recuento voto por voto. El encargado de retrucar fue Frigerio: “Que la presidenta se quede tranquila, que hace 19 meses se vive en una verdadera república. El Congreso ya no es una escribanía y el Poder Judicial no recibe órdenes del poder político”. “Además, creo que sacó el cien por ciento de los votos de su lista interna. Así que puede estar tranquila, que lo único que hay para validar, que es eso, ya lo ganó”, ironizó Peña.
El resto de la conferencia fue como un duelo de espadachines que hacían fintas ante las preguntas y recordaban situaciones de elecciones bajo el kirchnerismo. “Nosotros dimos a conocer datos a las 21. En la última elección, fue cerca de las 12 de la noche”, recordó Frigerio. Sobre el escrutinio, las explicaciones se limitaron a afirmar que la carga se detuvo porque “no había más telegramas válidos”. Frigerio sostuvo que las más de 1500 mesas que no se cargaron tenían problemas. Enumeró tres: errores en la confección de los telegramas, otros ilegibles o que fueron incluidos en la urna en lugar de enviarlos al Correo.
Pero lo central de la estrategia oficialista fue volver a la carga con el voto electrónico. Ya por la mañana, la gobernadora María Eugenia Vidal sostuvo que el peronismo debía explicar por qué no lo votaron. Sobre el sistema de boletas en papel, Peña se quejó: “Ellos lo hicieron, ellos lo implementaron y ahora lo denuncian”. “Para mostrar la hipocresía, les planteamos que en el Senado lleve adelante el debate de la reforma electoral. Nosotros estamos dispuestos a sentarnos mañana en el recinto”, indicó. “Queremos hacer lo que hicimos en la Ciudad de Buenos Aires: Boleta Única Electrónica, que se sepa rápido y la gente pueda dormir tranquila”, insistió.
Esta nueva cruzada por el voto electrónico provocó una respuesta de quienes advierten sobre los peligros de introducir esa tecnología en los sistemas de votación. “Nosotros preveíamos que iban a tratar de amañanar alguna cuestión que les permitiera justificar el voto electrónico. Hay un empecinamiento en el oficialismo en poner el voto electrónico”, advirtió Beatriz Busaniche, Fundación Vía Libre.
“El voto electrónico no hubiera ayudado a la tardanza en la entrega de las boletas. En la elección en la Ciudad en 2015 hubo demoras, urnas que se llevaron en taxi porque falló la transmisión”, recordó. Busaniche advirtió que es más seguro el sistema de boleta única en papel y destacó que en Santa Fe se hizo una prueba piloto con un sistema que colabora a evitar problemas de ilegibilidad con la impresión de los telegramas.
“No hay que traer una supuesta solución que va a contramano del mundo, donde están abandonando las experiencias del voto electrónico. Los únicos países que votan como quiere Macri son Venezuela, Brasil y la India. Hay consenso en el mundo sobre las vulnerabilidades”, insistió. Recordó, además, que todas las universidades nacionales que tienen carreras tecnológicas se pronunciaron en contra del voto electrónico. “O hay un gran negocio o la decisión de llevar la campaña hasta el momento mismo de que se vota o hay una decisión de amañar una elección. O las tres”, estimó.
“El voto electrónico no te va a sumar nada y te va a restar transparencia, auditabilidad y la capacidad del ciudadano de controlar la elección. –destacó– Va a quedar la elección en manos de una empresa privada”. Sobre la empresa Indra, a cargo de la carga, Busaniche advirtió: “Cuando uno involucra empresas privadas hay que ver quienes son los ejecutivos. El actual responsable de Reforma Política bonaerense Manuel Terrades viene de Indra. Otros ejecutivos de Indra son ex Socma, y ex Correo. Hay que ver la puerta giratoria entre el Estado y las empresas”.
Fuente: Página 12