El vicegobernador en su afán de renovar su segundo lugar hizo un panegírico de la mejor policía del país. Hace un año se quejaba, cuando unos pegatineros le pegaron, ante la inacción policial.
Algunas actitudes de los hombres generan asco. Suele ocurrir cuando la dignidad de la especie desaparece. Así podría resumirse parte de la actualidad del vicegobernador Andrés Zottos.
En su afán por mantener el segundo lugar en la provincia es capaz de olvidar lo que sufría hace un año atrás, cuando lo patearon en el piso.
En esta etapa preelectoral Zottos aseguró que “los recursos para seguridad se duplicaron en la gestión de Urtubey” y eso fue repetido por la cadena de medios, que sostiene el Grand Bourg.
“En siete años de gestión la Policía de la Provincia duplicó la cantidad de móviles, incrementó en un cincuenta por ciento la cantidad de personal y avanzó en su formación profesional”, dijo alegre Andrés Zottos, en la explanada del monumento a Güemes.
Como si no bastara siguió con la publicidad aprendida: “Hoy tenemos 850 móviles operativos contra 350 de hace siete años, 50% más personal que hacen que la media en Salta sea superior a la nacional, con 800 policías cada 100.000 habitantes”.
Y así siguió el tartagalense, olvidando el ojo que cegó el paintball, el asesinato de Murua, la infinidad de mujeres desaparecidas o asesinadas sin justicia alguna, y la sumatoria de hechos de inseguridad que los salteños ya ni denuncian.
En el acto donde Zottos se mostró feliz por tanta seguridad estuvieron los mismos de siempre Alejandro Cornejo, Marcelo Lami, y Eduardo Sylvesster.
Lo sorprendente es que hace apenas un año atrás el mismo Andrés Zottos era golpeado por pegatineros comandados por policías, en medio de su campaña contra el hermano Rodolfo.
La crónica del día 8 de julio de 2013 es elocuente: “Un grupo de pegatineros golpeó al vicegobernador en Necochea y Vicente López”.
Zottos, entonces opositor, había increpado a los pegatineros que bajaban sus carteles, cuando fue agredido.
La prensa escribió “una llamada al 911 alertó sobre la situación y a los pocos minutos la policía se hizo presente y detuvo a los agresores. Zottos exigía la presencia del ministro de Seguridad y del jefe de la Policía, pero ninguno de los funcionarios llegó al lugar, pese a que el operativo duro aproximadamente 2 horas”.
El final es más estremecedor para esta policía U tan eficiente: “Zottos exigió a uno de los detenidos que le informe quién le había dado la orden de descolgar sus carteles y fue cuando el agresor confesó que la tarea había sido encomendada por “el comisario Aramayo, del Centro Cívico Grand Bourg”.
Un comisario de esa misma fuerza que hoy Zottos –oficialista- podría volver a considerar como “la mejor policía del país”….andá..