Cuando la policía quiere, puede detener a estos malhechores peligrosos que pululan por el macrocentro capitalino: este compadre creyó que podía salirse con la suya, pero no, así nomás nadie se afana una silla y sale impune.
Casi como una broma macabra, como un pastiche policial, como un chiste que nunca pasará de moda, así es como uno puede pensar ciertas actuaciones de la policía salteña, como la que ahora es motivo de esta nota.
Un hombre fue detenido por robarse una silla, el hecho de por sí es condenable en cuanto a una moral utilitaria, y salvo esa moral, el resto parece un chiste.
Según prensa de la policía salteña el hecho puede resumirse de la siguiente manera: “Efectivos policiales patrullaban por inmediaciones del local cuando observaron que el sospechoso llevaba una silla, aparentemente sustraída”. La silla, según la denuncia de una empleada del local, fue sustraída de un restaurante ubicado en las cercanías de av. Artigas y Los Tulipanes. Cuando el caco fue sorprendido por los azules intentó emprender la huida (no se especifica si soltó o no la silla) pero fue detenido a los metros nomás.
Entonces es cuando uno se pregunta ¿será que la policía se inventa estos casos? ¿la virtualidad ha superado a la ficción? ¿dónde está la policía cuando en realidad se la necesita? Sea como sea, este hecho pasará a formar parte de los chascos a los que ya nos tienen acostumbrados.