La renovación de nombres dentro de algunos lugares relevantes  que hacen a la gestión municipal se hicieron sentir, la “renuncia” de Juan Carlos Garrido en la Subsecretaría de tránsito parece aportar una brisa fresca y primaveral a la desidia y desatinos que supo mostrar la consabida área.

El cambio vino de la mano de un hombre que ligado a los bomberos voluntarios fue el elegido para manejar Protección Ciudadana que hoy se ve subordinada a la Subsecretaría de Tránsito. Nicolás Kripper llega con el ímpetu de querer desplegar una artillería de acciones, veremos si su gestión desmitifica el mote de ineficiencia que supo enraizarse en la vieja dirección de tránsito donde se fueron agudizando los problemas operativos y de recursos humanos.

El joven funcionario sabe que la gran materia pendiente de los ejecutivos municipales es el tránsito y habla de la necesidad de sumar esfuerzos para lograr revertir el malestar que significa transitar a cualquier hora del día por las calles de la ciudad, porque más allá del crecimiento del parque automotor y la desaprensiva actitud de automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones, se percibe claramente la falta de planificación y sentido común a la hora de tomar medidas que en nada contribuyen a intentar armonizar la circulación por las arterias de la ciudad.

Kripper dejó entrever en el programa Día de Miércoles que piensa en un 2019 con un trabajo intenso en cuanto a la organización de entrada y salida de los establecimientos educativos, la reubicación de paradas de colectivos y la ampliación de carriles selectivos. La incorporación de operadores preventistas de manera progresiva a tránsito, ayudará – dice- a un mayor control en la vía pública.

Capítulo aparte tendrá con el personal de tránsito que agrupados en diferentes gremios, históricamente, se resistieron a colaborar con las gestiones de cuanto “jefe” supieron tener, primando la defensa de empleados que lejos están de ser parte de una organización que pueda ser respetada por su buen tino a la hora de ejercer sus funciones.  El flamante subsecretario advierte que quienes no se adapten al trabajo que se va a trazar deberán dar un paso al costado.

Prohibición desmedida de  estacionamiento en calles donde no se ve afectada la circulación; arterias con estacionamiento que colapsan por la existencia o colocación de semáforos son situaciones impensadas en una ciudad que se precie de velar por el tránsito. Reducción de calzadas con dársenas inapropiadas; sendas para bicicletas mal ubicadas; playas de estacionamiento –eventualmente existentes porque primero se prohíbe y en dos años se planifica su habilitación- de difícil acceso; ingreso de colectivos al casco céntrico y turístico; carga y descarga de camiones; revalorización del empleado de tránsito, son algunas de las premisas que deberán modificarse rápidamente, para esto ya no hay tiempo, sino el último tramo de la gestión de tránsito pasará sin pena ni gloria, porque ya no será una cuestión de nombres, sino de decisión política, del más simple sentido común, porque ya está visto que el tiempo se apodera del tránsito nuestro de cada día y la incapacidad de los funcionarios repercute cobrándose vidas.