La mayoría de las butacas del “estadio de Salta”, aquellas por las que llegaron a cobrar 10 mil pesos para ver a River, están rotas o ausentes. En dos semanas se juega el clásico entre Central Norte y Gimnasia y Tiro y el 9 de Julio juegan los Pumas.

Antes del partido entre River Plate y Deportivo Laferrere, el 5 de marzo pasado, el ministro de Infraestructura, Sergio Camacho, supervisó junto al secretario de Deportes, Sergio Chibán, las obras de mantenimiento en el estadio Pardre Martearena.

Según anunciaron en ese momento, ejecutaron obras de mejoras en vestuarios, palcos y bancos de suplentes y la repavimentación de la calle lateral de ingreso, entre las avenidas Tavella y Paraguay.

Apenas un mes más tarde, las calles laterales presentan cráteres que dificultan el ingreso y la mayoría de las butacas de la Platea numerada, aquellas por las que llegaron a cobrar 10 mil pesos a través de Autoentrada, están destruidas.

Los asientos de la Platea sin numerar también están rotos o directamente ausentes.

De una charla con los de mantenimiento del predio, surgió que las butacas ya se encontraban en pésimo estado previo al superpoblado partido de River, en el que la capacidad del estadio –según datos de la Policía de la Provincia- superó por 7 mil personas su capacidad máxima.

En dos semanas se jugará el clásico salteño entre Central Norte y Gimnasia y Tiro y el 9 de julio, el secretario de Deportes organizó un evento internacional en el que se enfrentarán Los Pumas frente a Escocia.

Los cuidadores del Martearena dudan que las mejoras lleguen antes del partido de rugby porque el enfrentamiento de los equipos salteños por la quinta fecha del Federal A no ameritaría una erogación de dinero. Con tal, los salteños “no merecen mejores condiciones” con tal de ver a su equipo, dicen.