Reapareció un PJ de la vieja guardia: César “Oveja” Álvarez. Anunció su voto a Macri por considerar que los “K” no son peronistas. Álvarez confesó hace tres años su admiración por Olivio Ríos, el hombre que lucho para destituir a Ragone en 1974.  

Álvarez es un viejo dirigente justicialista que llegó a ser presidente del Concejo Deliberante. Dialogó hoy con el portal Que Pasa Salta sobre la coyuntura electoral y celebró que una gran parte de los argentinos haya tomado conciencia y esté por convertir a Mauricio Macri como presidente.

Álvarez, incluso, aseguro que votará a Macri y explicó su opción manifestando que “el gobierno que se está yendo no tiene nada de peronista, la propuesta más importante de Perón, el que llegó como prenda de paz y en búsqueda de la armonía de los argentinos no encuentra asidero en la propuesta del kirchnerismo. Es una variable populista distinta a la variable popular del peronismo que dé nacional no tiene nada, es un gobierno autocrático y autoritario y de una pésima gestión. No siento absolutamente ningún rencor o remordimiento de decir con claridad que del peronismo acompaño con mi voto a Macri”.

La respuesta no puede sorprender a quienes realizan trabajo de archivo. En el día de la Lealtad del año 2012, César “Oveja” Álvarez había confesado por FM Capital su admiración por Olivio Ríos, el gremialista que siendo vicegobernador de Miguel Ragone trabajó para desestabilizarlo hasta lograr que el médico de buenas relaciones con la tendencia revolucionaria del peronismo en los 70 fuera desplazado del gobierno. Dos años después Ragone sería desaparecido.

La sorpresa de los periodistas fue tal ante la respuesta de ese entonces que uno de ellos, Gonzalo Teruel, le preciso el rol desestabilizador que Ríos había jugado contra Ragone. Ante ello, Álvarez maniobro verbalmente aduciendo que algún día toda la historia del periodo aclararía mejor las cosas.

Aportamos acá algunos datos que pueden servir en ese sentido: Ragone había triunfado con el 57 % de los votos el 11 de marzo de 1973. A pesar de esa contundencia, su gobierno duró sólo 17 meses. Tiempo escaso en el que mucho tuvo que ver, justamente, Olivio Ríos. Parte del siempre heterogéneo justicialismo, el apellido Ríos cobró fuerza cuando Ragone ganó las internas para las elecciones de marzo del 73 dejando en el camino al representante del peronismo ortodoxo Bravo Herrera. Como Ragone se apoyaba en la juventud, el sindicalismo clasista y los sectores de izquierda; Perón hizo lo que solía hacer: maniobró para imponerle a Ragone un vicegobernador que representara al sindicalismo ortodoxo vencido.

Olivio Ríos era esa figura. Un representante del justicialismo de derecha que siguiendo las directivas del tenebroso fundador de la Triple A, José López Rega, veía en personas como Ragone una amenaza roja y un cuestionamiento radical a la burocracia sindical de la que el propio Ríos formaba parte. De allí que al triunfo de la fórmula Ragone – Ríos le siguiera un proceso salpicado de conductas golpistas: el vice Olivio Ríos toma la Casa de Gobierno mientras Ragone está en Buenos Aires; los sindicatos ortodoxos justicialistas declaran al gobernador justicialista “persona no grata”; esos mismos sindicatos protagonizan huelgas que le exigen la renuncia al propio gobernador; el mismo Ríos aprovecha las partidas de Ragone para despedir funcionarios que luego el gobernador debe reincorporar; y, finalmente, el mismo vice gobernador que apoya la intervención que destituye a Ragone del gobierno en nombre de la disciplina partidaria… a pesar del 57% de los votos. (El Intransigente: 23/11/74).