El empresario, sindicalista y diputado Eduardo Abel Ramos, cerró el año con otra denuncia. El legislador Carlos Zapata aseguró que la Fundación que enriqueció a Ramos y empobreció a sus trabajadores se constituyó en el 2010 con diez mil pesos y no incorporó bienes, ni modificó directivos, ni presentó balance.

Eduardo Abel Ramos fue el personaje nefasto del año, aunque el cúmulo de denuncias que cuenta en su haber nunca ha puesto en peligro su lugar en la legislatura ni el control que posee de una fundación que en nombre de la solidaridad lo ha enriquecido increíblemente a costa del dinero proveniente del Estado. Ahora, en medio de un año polémico para él, su par en la legislatura Carlos Zapata, declaro a FM Aries que la Dirección de Personas Jurídicas, dependiente del Ministerio de Gobierno, le informó que la Fundación se constituyó en el año 2010 con un patrimonio de diez mil pesos y no incorporó bienes, no modificó sus directivos ni presentó balance.

Sólo en abril de 2014 la Fundación presentó un acta que fue rechazada por inválida y en legajo de la Fundación constan varias intimaciones para las presentaciones de balances e informes de asambleas, aunque ninguna sanción ante esos incumplimientos. Por otra parte, Zapata señaló que el Ministerio de Economía no respondió el pedido de informes sobre las transferencias de fondos a la citada entidad. Además cuestionó que la empresa que “no tiene bienes físicos y sólo un patrimonio de diez mil pesos, no puede contratar por 26 millones de pesos con la provincia porque carece de responsabilidad patrimonial”.

La acusación, en realidad, es una mancha más en un tigre repleto de manchas. La más grande de todas fue registrada por un Informe de la Auditoría publicada a fines de noviembre que reveló 40 incumplimientos a la normativa por parte de la Fundación con la que Abel Ramos lucra en el Hospital San Bernardo.