La discriminación y la pérdida de empleo fueron los principales problemas de los migrantes en Salta durante la primera ola de COVID.( Guadalupe Macedo)

Los migrantes que se encuentran en la provincia de Salta sufrieron discriminación a la hora de conseguir un trabajo durante la primera a ola de la enfermedad del Coronavirus según la investigación de Red de Derechos Humanos del Conicet. También viven situaciones de discriminación y problemas para el acceso a la salud.

Para las personas que se vinieron a vivir a la provincia pero que nacieron en otros países los principales problemas a los que se tienen que enfrentar es el acceso a la salud pública, el acceso a un empleo digno, la discriminación y violencia. Los problemas a los que se enfrentan las familias migrantes son por la falta de documentación de identidad lo que impide que puedan acceder a derechos humanos básicos.

Las principales causas por las que las personas deciden migrar de su lugar de origen son por razones económicas, por salir de situaciones de violencia o por falta de oportunidades laborales. Según la Encuesta Nacional Migrante (ENMA), que recolectó 3.114 respuestas de personas migrantes en todo el país, de las que 69 pertenecen a Salta, se destacó que durante la pandemia las personas que pudieron tener acceso a al sistema publico de salud fue de un 46%. Esto se debe a los procesos de precarización e irregularidad laboral o documentaria según el informe de Conicet.

Según Soraya Ataide, miembro del Conicet, integrante de la Cátedra Abierta de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), y que participó activamente en la encuesta, dijo que las mujeres son las que más sufren las irregularidades laborales y las que más utilizan el sistema público de salud, viven en situaciones precarias laborales y son pobres. El 23% de los migrantes manifestó tener dificultades para poder acceder a turnos y también el 10% vivieron situaciones de discriminación y maltrato por parte de los agentes de salud por ser migrantes.

En el país existe gran cantidad de población migrante proveniente de países limítrofes y su presencia es fundamental para el desarrollo económico del país. Según el último censo la población extranjera representa un total del 4,5% del total de habitantes del país, es decir de 1.805.957 personas. De ellos 1.245.054 llegaron de países limítrofes y 157.514 de Perú y habitaron las provincias del norte del país, principalmente Jujuy y Salta.

Según el informe sobre trabajo del mundo (OIT) hay mayor presencia de migrantes proveniente de países latinoamericanos y son mujeres. La mayor cantidad de estas personas viene al país en busca de una mejor vida, con la esperanza de encontrar un empleo. Las mujeres y los niños son las más perjudicadas en estos procesos migratorios debido a las brechas de género y cuando llegan a Argentina deben establecerse como trabajadoras en muy malas condiciones como es el caso de las mujeres de Bolivia que llegan a la provincia y son contratadas por un salario mínimo como costureras, mulas, empleadas domésticas o como peones en condiciones de esclavitud, haciendo visible la feminización de la pobreza y la violación de los derechos humanos.

Trabajar siendo migrante

La precariedad laboral es una de los principales problemas que se enfrentan estas personas. Según el informe ENMA durante la pandemia el 53% perdió el empleo, del 17% lo perdió de manera parcial, mientras que el 36% lo perdió totalmente quedando sin ingresos. Esto se debe a que el 51% de los inmigrantes tenían trabajos que no estaban registrados legalmente por la falta de documentación, por lo que el 76% de las personas que no tienen DNI no tiene un trabajo registrado. Los principales empleos a los que pueden acceder son a changas o trabajo informal como mozo, ayudante de cocina, empleadas domésticas, ayudantes de albañilería, mantenimiento, atención al público, etc. El 22% de los migrantes trabaja de forma independiente con emprendimientos personales. El 11% esta totalmente desempleado donde el 9% son mujeres y el otro 4% varones.

Durante la primera etapa de la pandemia, según la investigación de Conicet solo el 18% accedió al Ingreso Familia de Emergencia (IFE), el 23% de quienes solicitaron el subsidio por haber perdido el empleo se le fue denegado. Un 20% no cumplía con los requisitos solicitados y el 13% no pude registrarse directamente.

En cuanto al acceso a la vivienda es un tema recurrente al que tienen dificultades de acceso por los costos de los alquileres, o los requisitos que se solicitan para poder alquilar una vivienda, las garantías que se solicitan como recibos de sueldo o garantes. Los que pudieron acceder a una vivienda la mitad de ella no cuenta con el acceso a servicios básicos como el agua potable, la cloaca y el gas.

Otro problema que atraviesan estas personas es la discriminación en un 65% por los prejuicios que existen en la sociedad sobre todo en personas que provienen de países que no son del primer mundo. En la provincia existe un alto nivel de discriminación en personas que provienen de países limítrofes y eso lleva a que sufran explotaciones laborales y presiones culturales. Las mujeres vivieron en un 38% violencia de género.

La investigación devela que 9 de cada 10 migrantes residentes se hallan en una situación documentaria favorable. Y el 76% ya cuenta con una residencia permanente. Aunque destacaron que, durante el primer año, solo un 12% de los migrantes logró obtener el DNI. Las causas de esto son: “la dificultad para la obtención de turnos (23%), las barreras tecnológico-administrativas (20%), las dificultades económicas (10%) o la imposibilidad de cumplir con los requisitos burocrático-administrativos (9%)”.