Juan Manuel Pulleiro quiso sentirse un infernal pero terminó en llamas. El Ministerio Publico Fiscal investiga quien fue el responsable del desorden en el homenaje al héroe gaucho. El albertismo en la mira por su oportunismo político. Por Alfredo Palacios
Para la mayor parte de los salteños la celebración del bicentenario de la muerte de Güemes será apenas el recuerdo de una noche empañada. El miércoles, cuando todavía no había empezado la Guardia Bajo las Estrellas, una turba de militantes K, pasó los controles de seguridad con total impunidad pese a las explícitas medidas de restricción tomadas por el COE.
Lo hicieron no irrumpiendo de manera violenta sino con un consentimiento tal que les permitió sortear sin problemas tres anillos de seguridad, cientos de efectivos policiales, hasta llegar a las inmediaciones del lujoso Hotel Sheraton, donde se encontraba el presidente de la Nación. Allí se improvisó un claro acto proselitista. Alberto salió a saludar a los presentes. Y lógicamente, la pampeana Pamela Ares aprovechó el momento para mostrarse como la candidata bendecida por el primer mandatario nacional.
El marco contrastaba con todas las prevenciones que dominaron las semanas previas donde se suscitaron grandes polémicas en torno a la presencia del público. Primeramente se debatía si habría desfile y marcha, luego los dichos de Aráoz y su intención de “tomar la ciudad el 17”, precipitó que todo quede reducido a autoridades celosamente seleccionadas.
Parecía que el acto iba a ser un ejemplo para el momento delicado que atravesamos, pero no. La tamaña utilización política dejó al descubierto, para cualquiera que miré agudamente, el oportunismo sin escrúpulos del albertismo y la urgencia del factor electoral. Es que no había ningún tipo de necesidad para que se concrete el peligroso papelón que se mandaron y naturalmente el revuelvo se acrecentó y colocó al ministerio de Seguridad bajo la mirada de todos.
El coronel Pulleiro nuevamente apareció pintado y sin autoridad a pesar de haber estado presente todo el tiempo ese día. Sin sonrojarse, contó cómo su cargo, el de velar por la seguridad de los salteños, fue pasado por alto por todos. Dijo que funcionarios de Nación, encabezados por “Néstor Moccia”, dirigente de Liebres del Sur, quien ahora trabaja en la Secretaría General de la Presidencia, bajo el mando del reconocido Julio Vitobello- encargado de la seguridad del presidente- junto a oficiales de Casa Militar, se impusieron sobre los decretos y normativas hartamente conocidas en la provincia.
Pulleiro se guió por el teléfono descompuesto: escuchó a Moccia, quien alegó el aval de Julio Vitobello, el que supuestamente había dado la orden para que se los deje ingresar, “porque el presidente quería saludar a los militantes”. Ante la situación, admitió que resolvió acatar la orden. Como para que no queden dudas de su genuflexión, el ministro, a esta altura pintado, reconoció que cuando visita el Presidente de la Nación, las fuerzas locales “se subordinan al operativo de seguridad del presidente”.
Menos autoridad que chirolita
Con la violación a varias resoluciones dictadas por el COE en sus narices, su figura quedó completamente desdibujada. La incompetencia de Pulleiro es una triste realidad. Su rudimentaria configuración mental, no concibe reglas de procedimientos, y tras dos años en función no ha producido significativos resultados.
Cierta amnesia masiva, tal vez haya perdido de vista el desastre. Sus resabios negacioncitas incluso lo han imposibilitado de poder encuadrarse dentro de las normas básicas de un sistema democrático; a la hora de realizar declaraciones públicas, llegó a soltar títulos con cierta “animosidad” contra una de las fiscalas que tiene como fin investigar los constantes casos de abusos policiales en la provincia. Lo más brutal fueron las denuncias, en el marco del aislamiento social obligatorio por la pandemia en 2020, las cuales arrojaron un resultado alarmante: una decena de personas perdieron el ojo debido a los abusos policiales.
El funcionario, ha terminado devaluando cada vez más el ministerio que preside, con una incapacidad inaudita. A estas alturas, ya no es extraño que se aboque exclusivamente a participar de cuanta reunión o acto protocolar sea presidido por el primer mandatario y de paso, posar para las fotos. Muchas fotos y poco manejo de la seguridad.
Agárrame que me voy
La tolerancia a las aglomeraciones kirchneristas fue el supuesto motivo para que Francisco Aguilar ponga a disposición su (NO) renuncia dejando atónita a toda la opinión pública.
El hermano del juez de la Corte, no obstante, no se alarmó con el concurrido festejo que hizo Kevin Benavides para celebrar su triunfo en el Dakar, ni hizo berrinche con las manifestaciones lideradas por Martín Grande que incluyeron cientos de ciudadanos sin barbijos y con claras alusiones en contra de las vacunas contra el Covid. Pero, lo ocurrido días atrás lo cansó y se atrevió a decir al gobierno que deja su puesto en medio de lo peor de la segunda ola de la pandemia.
Eso sí: tomo el previsible recaudo en su carta pública, de no escribir la palabra indeclinable.
Ya se investiga
A la renuncia del presidente del COE, Francisco Aguilar, se suma una investigación por parte del Ministerio Público para determinar quién dio la orden de dejar pasar a militantes al Hotel Sheraton, donde se encontraba el presidente de la Nación.
En diálogo con el programa radial Interactiva el procurador Abel Cornejo manifestó que se ordenó la apertura de una averiguación preliminar sobre lo ocurrido en la noche del 16 en el monumento a Güemes.
«Son episodios que no pueden volver a ocurrir nunca más, la situación pudo tener implicancias mayores, la seguridad presidencial estuvo en riesgo, sin olvidar que estamos en un contexto de pandemia», añadió.
Por otro lado, tomó distancia de la excusa del ministro de Seguridad Juan Manuel Pulleiro, quien declaró que levantaron los vallados por orden de funcionarios nacionales. «Estamos en un estado federal donde todas las provincias tienen poderes no delegados a Nación. La seguridad provincial tiene un delegado, un titular».
Por su parte, el gobernador dijo que se va a investigar acerca de los responsables del desaguisado. Esperemos que así sea.
Agrupación la solitaria blonda pampeana
Se extiende un manto intrigante de ridículo, sobre la mujer del ex funcionario urtubeicista ahora titular del ENACOM. Es que aunque ostente tener llegada a la Casa Rosada no logra hacer pie en suelo salteño.
La dama elegida por el centralismo porteño, que dicho de paso ese día salió a saludar pese a que no había movilizado ni a sus mejores amigos, a cara de piedra desmintió férreamente lo que quedó en evidencia de todos.
Lo mismo hizo Wado de Pedro. Lo mismo Quilodran. Si no fuera por las responsabilidades que revisten sus cargos sería todo irrelevante. Pero como ahora son figuritas circunstanciales deben cargar con sus culpas al hombro.