Juan Manuel Urtubey y sus idas y vueltas. Cómo un político sobrevive, avanza y proyecta en veinte años de carrera sin pensar en el compañero. Con Romero, con Cristina, con Macri, contra todos. (F.A.)
El gobernador salteño es un político pragmático, bilardista. Apunta al triunfo y no se detiene ni repara en estrategias. Utiliza todas las que puede. Se unta todas las mantecas y posa con los aliados que hagan falta. Es el camaleón más camaleónico de una tierra de gente con mucha empatía política, donde todos se abrazan entre sí, según la ocasión. Sabe que la manera de ganar es ir con la corriente, por fuera de las coherencias inútiles. Eso es para los troskos.
El año que viene se cumple el vigésimo aniversario de su banca como diputado provincial. Eran años de juventud y romerismo. En 1995, cuando tenía 26 años, el futuro gobernador pronosticaba un triunfo de Juan Carlos Romero en las elecciones generales de ese año.
En octubre de 1999, Urtubey se postulaba a diputado nacional y apoyaba la reelección de Romero. “Todos hablan de cambio. Pero me pregunto: en esta provincia, ¿puede hacer el cambio la gente que hace cuatro años se fue diciendo que Salta era inviable? ¿Pueden hacer el cambio quienes desde hace años se vienen postulando para cualquier cargo, con la confianza de los votos, y a veces de las botas y los fusiles? Ellos no lo pueden hacer. La única forma de hacer el cambio es reventando las urnas el domingo con votos del peronismo”, expresaba en un discurso en Santa Ana. Agregaba tener “la seguridad” de que Eduardo Duhalde y Palito Ortega lograrían que el país caminara “por la senda de la dignidad y la recuperación de la familia argentina, con el apoyo que haga falta desde este glorioso Norte peronista”.
También en 1999 apareció “Sembrando progreso”, el libro que Urtubey escribió en honor a la gestión romerista. Esa oda al JuCaRo aseguraba: “El gobierno de Juan Carlos Romero está reinsertando a Salta en su dirección histórica. Juan Carlos Romero se ha transformado así por capacidad propia y de las circunstancias históricas, en restaurador del destino provincial. Y en esa acción ha vuelto a colocar en su verdadero centro todas las actividades especialmente las políticas, direccionándolas de manera decidida hacia un objetivo: el Bien Común”. En 2003, Urtubey festejó la re reelección oficialista mostrándose de la mano de Romero y Walter Wayar, todo era risas.
En 2007 algo se quebró. Urtubey vio en el kirchnerismo una fuerza capaz de gobernar durante muchos años más y se alejó de la vieja política peronista de sus mentores. Criticaba a Romero, lo calificaba como alguien que representaba un modelo de fuerte concentración de poder y que beneficiaba sólo a los grandes empresarios.
La alianza entre Urtubey y el kirchnerismo fue un romance fogoso que mantuvo viva la llama durante años aunque los salteños notaran que muchas de las políticas de la gestión provincial poco tenían que ver con el mandamiento nacional y popular. No importaba. En los discursos quedaba bien.
El 1 de agosto de 2013, la presidenta Cristina Fernández y Urtubey participaron en Coronel Moldes de la inauguración del Gasoducto que conecta esa localidad con El Carril y La Viña. Las palabras del gobernador esa tarde llena de militancia, rodeado de los candidatos de ese año electoral (Rodolfo Urtubey, Evita Isa, Cristina Fiore, Pablo Kosiner), fueron dignas de un cuadro convencido: “Hoy es uno de los días más felices para todo el pueblo de mi amada provincia. Hoy nos visita por séptima vez nuestra presidenta. Cristina es la presidenta argentina que más veces visitó nuestra provincia. A todos nos debe haber pasado lo mismo, porque la felicidad es compartida por todo este pueblo que amó profundamente a Néstor y que ama profundamente a Cristina. Nosotros sabemos que la recuperación de la producción se da desde miradas estratégicas que puedan reconstruir la dignidad de lo que significa el trabajo rural. Aquellos que criticaban este gobierno cuando nacionalizamos los fondos de las AFJP después dicen que está bien que haya asignación universal. ¿De dónde sale la plata si no sale de las arcas públicas? Por eso, en la vida hay que elegir. Nosotros, como lo hacemos desde el primer día, en el cual recuperamos el Estado para la Argentina y para los humildes de nuestra patria, vamos a seguir acompañando a Cristina en todas y cada una de las políticas que están cambiando a la Argentina para bien. Acá no vinimos ninguno de nosotros a ocupar una posición de poder. Aquellos que tenemos responsabilidades institucionales, nuestros candidatos que están acá arriba de este escenario van a defender los intereses del pueblo, que es acompañar a Cristina Fernández de Kirchner, es ser parte de este proyecto nacional, que es integrar a Salta a esta Argentina que le debemos a nuestros viejos, que le debemos a Coronel Moldes, que le debemos a Güemes, que le debemos al General Perón y a Eva Perón”.
El amor se prolongó durante ocho años, más que muchos matrimonios. El 17 de mayo de 2015, durante el discurso brindado tras obtener su tercera gobernación, aplastando a Romero, Urtubey dijo: “A partir de hoy y hasta dentro de cuatro años y medio tendrán en quien habla un hombre que, con la misma tranquilidad espiritual que ha caminado en Salta, va a trabajar en cada rincón de la Argentina y lo voy a hacer acompañando a nuestros candidatos para que garanticen un triunfo del peronismo y del Frente Para la Victoria en la Argentina». Unos minutos antes, dirigiéndose a Daniel Scioli y a Florencio Randazzo, Urtubey aseguraba: «Hemos crecido mucho, pero este no es un espacio de conservadores, lo que hicimos es nada al lado de lo que tenemos que hacer».
Pero todo concluye al fin, nada puede escapar. Tras el triunfo de Mauricio Macri, Urtubey empezó a mostrarse cada vez más cerca del nuevo líder, un conservador que había criticado durante años la gestión K y que se había aliado con Romero.
Tres días después de la asunción de Macri, Urtubey acudió a la Quinta de Olivos para almorzar con el presidente y otros gobernadores. “Llevo ocho años de gobernador, yo nunca había participado en una reunión así, jamás. En los últimos ocho años no existió eso. Es un buen gesto que a 48 horas de asumir, el presidente se siente y le diga a los gobernadores ‘nosotros somos socios, trabajemos juntos’”, expresaba en Radio Mitre. Agregaba que era necesario “cambiar el paradigma de la vieja política argentina y tratar de que le vaya muy bien a Macri, porque si le va bien a Macri le va a ir bien a la Argentina”.
En abril de este año, cuando Macri en los escándalos de las sociedades offshore reveladas en los Panamá Papers, Urtubey dijo, según Infobae: “Cualquier persona que tenga actividad económica afuera de la Argentina naturalmente va a elegir el lugar donde pague menos impuestos. Es una cosa casi de sentido común. En la medida que este todo dentro del marco de la ley que cada uno haga lo que crea que tenga que hacer”.
El 12 de abril, Urtubey criticó a Cristina Kirchner: “No se necesita hinchada para presentarse ante un juez”, dijo, en relación al discurso realizado por la ex presidenta en las puertas de los tribunales porteños. “Siempre he respetado las movilizaciones en democracia, pero hoy en el mundo moderno lo que hay que movilizar es la conciencia de la gente, no personas”, agregaba, según informó La Nación. Ese día también se mostró a favor de una investigación sobre la gestión K: “Es muy positivo que todos los argentinos conozcamos lo que pasó”.
Hace tres días, el miércoles 22 de junio, cuando se cumplían 30 años de los goles de Maradona a Inglaterra, Juan Manuel Urtubey se reunió en la Casa de Salta en Buenos Aires con treinta dirigentes gremiales con representación a nivel nacional.
“Analizamos aspectos vinculados con el rol de los gobiernos provinciales y de la dirigencia sindical en el nuevo escenario nacional”, expresó Urtubey en su cuenta de Facebook. “En referencia al peso que pueden tener las provincias en las discusiones de poder, reclamamos una mirada distinta cuando se habla de federalismo”, agregó, antes de lanzar una crítica al gobierno nacional. “Seguimos hablando de federalismo pero todavía tenemos enormes desventajas competitivas, el plan Belgrano es muy bueno, pero todavía es solo anuncio, no hay ninguna licitación para una obra”, expresó el mandatario. “Es importante para la política argentina empezar a trabajar la idea de consenso, de una construcción común. Yo no creí nunca en la política como un mecanismo de posicionamiento personal. Creo en un proyecto colectivo”, finalizó. Después se lesionó jugando al fútbol.