La muerte de un viceministro boliviano a manos de manifestantes desató una ola imparable. En Perú, Ecuador y Venezuela cagaron a piñas a intendentes y otros funcionarios de gobierno.

“Haga patria, reviente a palos a un político” está escrito en las calles del pequeño pueblo de Huancamoto, en la sierra peruana, cuyo alcalde fue ajusticiado por una turba iracunda tras conocerse los negociados que hacía para llenar su bolsillo descuidando los asuntos importantes para la comunidad.

Lo mismo sucedió en la ciudad venezolana de Caripito, donde una hueste incontrolable fue hasta el edificio municipal para sacar a dos funcionarios y darles para que tengan y guarden por corruptos. Según se supo, lo carapiteños ya estaban cansados de que sus gobernantes metieran tanto la mano en la lata y optaron por darles una reprimenda. Tanto el tesorero como el contable de la municipalidad cobraron, pero no el sueldo.

El caso ecuatoriano es el más parecido al boliviano, porque fue ahí que también secuestraron a un secretario de un ministro porque lo confundieron con el ministro en sí. Arnaldo Gabriel Puerta Gamboa fue retenido por manifestantes que pedían mejoras salariales. Lo tuvieron encerrado durante 14 horas a plan chirlos y agua. Para cuando pidieron el rescate extorsivo fue que se dieron cuenta de que habían secuestrado al equivocado. Lo devolvieron disculpándose y asegurando que para la próxima no se iba a cometer el mismo error.

Las fuerzas del orden en distintos lugares están temerosas de que el efecto bola de nieve se haga una realidad y cual ejemplo de los mineros bolivianos -que se pasaron de rosca y mataron a piñas a un viceministro tras varios días de enfrentamientos entre manifestantes y gobierno- el pueblo salga a reclamar lo que es suyo y se arme la gorda.

Consultados por El Polichombi, fuentes allegadas a la policía salteña afirmaron que ante la cantidad de “funcionarios corruptos, ratas, ladrones, lacras, miserables, hijos de Bush” que tenemos en el gobierno no se descarta que en algún momento los manifestantes secuestren a alguno para darle un escarmiento. Por ello las medidas de seguridad se están tomando muy en serio.