Los pitifos de la Subcomisaría San Jorge golpearon hasta el cansancio a un joven detenido.

La noche se cierne sobre los pitufos salteños: casa vez son más los casos de torturas que se judicializan y esta vez todo parece indicar que hay una decisión de los fiscales de acabar con esta práctica que nos remite al proceso militar.

Hoy la fiscal Verónica Simesen de Bielke requirió la elevación a juicio de la causa que tiene como imputados al cabo Rubén Adrián Arias y al oficial subayudante Luis Daza, acusados del delito de severidades agravadas.
Todo sucedió en La Silleta el 3 de marzo de 2016, cerca de las 19, cuando la víctima fue llevada a la Subcomisaría San Jorge, donde quedó alojada.
El joven relató que apareció el cabo Arias, de 34 años, junto al oficial Luis Daza, de 26, y que en ese momento, había otros dos detenidos en la celda, a quienes hicieron salir.
Ambos imputados comenzaron a golpearlo y lo arrojaron al piso, donde le siguieron pegando. La víctima sostuvo que Arias le colocó el palo negro en el cuello, mientras Daza le pegaba piñas en la panza y patadas en los genitales.
A posterior el Arias sacó su celular y Daza lo agarró de los pelos para que muestre la cara y tomarle fotos.
Finalmente, sostuvo que Daza lo amenazó al decirle que si él le pedía a la otra guardia que lo lleven al médico o hablaba algo, ellos se iban a enterar.
Luego volvieron los otros dos detenidos, que lo ayudaron a que se acostara en el colchón y le dieron agua.
El damnificado también sostuvo que cuando su hermana fue a visitarlo y lo encontró golpeado, quiso radicar una denuncia y no se lo permitieron. Tampoco la dejaron fotografiar al detenido.
Una vez que se curó de todas las lesiones, el detenido fue trasladado a la Comisaría Nº 14 de Rosario de Lerma.
Aclaró que por temor no quiso contar nada a nadie, ni denunciar, ya que pensaba que otra vez sería golpeado.