Tras los casos de necrofilia y la violación de una anciana en el hospital San Vicente de Paul, de Orán, un periodista dedicado a casos policiales de esa ciudad pone en duda la entera veracidad de los hechos. (Silvana Brezzina)

El hospital de Orán se ha convertido en escenario de los hechos más insólitos que puedan ocurrir en un “centro de salud”, razón por la cual tuvieron repercusión nacional e internacional.

Hace dos semanas Walter Hernan Laime, un joven de 20 años, “fue apresado luego de ser encontrado infraganti abusando de una anciana de 76 años que estaba internada en el San Vicente de Paul por un ACV”. Esa fue la denuncia replicada luego por las noticias que dio la hija de la anciana, quien fuera la que sorprendiera al abusador. Walter Hernan Laime vive en el Asentamiento Juan Taranto, es adicto y ya había estado preso por golpear a su madre.

Tres meses antes, otro episodio aberrante se conocía desde la morgue del hospital. Allí Pacheco, un joven de 22 años de otro barrio periférico de la ciudad, el Patrón Costas, tenía sexo con el cadáver de una mujer. Con tono de verdad la noticia comenzó a aparecer en los medios locales, lo tomaron luego los provinciales que ostentan mayor capacidad de expansión y tras ello la noticia fue reproducida por los medios nacionales hasta que se internacionalizó.

La construcción de verdad no es monopolio de los medios de comunicación, aunque son quizá los más potentes para instaurarla. No obstante, la construcción de verdad opera en todos los ámbitos de poder, a saber, médico, psicológico, institucional, político, jurídico, entre otros. Éste último, es el constructor de verdad que aparece como más influyente, atravesando vidas; mientras el coctel de varios o de todos juntos hacia un mismo fin, es letal.

No parece casual que de este hospital salgan velozmente y sin filtros datos que en poco o nada afectarían a los mandamases. Funcionan como distracción eficaz y hasta son utilizados como métodos para fines no médicos por el “cuidado de la población”. En contraposición, datos epidemiológicos son siempre cuestionados, relativizados, cuando no escondidos, negados, o simplemente carecen de un protocolo de difusión. Para ello, sí, se utilizan los verbos en potencial, lo que significa que no existe certeza.

Para Luis María Gómez, editor de la revista Fuera de la Ley que investiga casos policiales en Orán desde hace 20 años, en la causa de Laime por abuso sexual contra la anciana no hay todavía constancia médica que indique que la víctima fue accedida o no. Lo que se presume es que estaba robando y que en ese acto de sustracción la anciana fue tirada de la cama, momento en que fue sorprendido por la hija de la señora que a los gritos hizo detener a Laime cuando este se daba a la fuga sin éxito.

El caso de Pacheco, para Gómez, es de imposible cumplimiento. Tendría que abrir la puerta de una heladera que conserva los cuerpos, sacar una de las cuatro bandejas con cadáver que contiene cada heladera y realizar el acto sexual con la mujer muerta que a su vez tenía todo el cuerpo abierto por la primera autopsia que se le había practicado, explicó Luis María en diálogo con Cuarto Poder, y aporta que Pacheco tiene mayor posibilidad de zafar en la justicia como necrófilo que como ladrón.

Son historias que entretienen, muy vendibles, pero que la gente cree que ocurren tal cual, sostiene Luis María. Son fenómenos de engaño masivo contados con discurso estricto y postura señorial que acapara la atención de todos y que se maximizó con el auge de las redes sociales.