El Gobierno Nacional dio el primer paso para sacar a flote al país en medio del caos económico y social que generó la pandemia. Norma Jean.

Alberto Fernández acaba de acordar y la siguiente entrega del pago de la deuda externa, inmediata y con impacto a futuro, en la negociación con el FMI.

La gravedad de «la mayor crisis que se recuerde» no está en discusión, sí el modo de enfrentarla y su simplificación a través de un discurso político que habla de causas profundas y estructurales, más allá de la sucesión de lamentables “herencias” de los últimos gobiernos.

Casi siempre los ciclos por los que atravesó el país estuvieron vinculados a profundos cambios políticos, causados por crisis institucionales.

Ya el 3 de enero de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional por más de 9800 millones de dólares.  Las divisas giradas directo desde las Reservas del Banco Central permitieron, además del ahorro de intereses, cerrarle la puerta a “las intromisiones y exigencias” que imponía la entidad financiera en la economía iinterna. La cancelación de esta deuda le permitió al país un ahorro de 842 millones de dólares en intereses. Esa fue la última hazaña patriotica  que los argentinos supimos ver. En ese caso la «herencia» venía pesando desde la crisis de 2001, cuando el país entró en default por una deuda que ascendía a 144000 millones de dólares.​

La deuda pública argentina comienza alla por 1822, cuando la Junta de Representantes de Buenos Aires sancionaba una ley que facultaba al Gobierno a adquirir un empréstito que debía ser utilizado para la construcción del puerto de Buenos Aires, el establecimiento de pueblos en la nueva frontera, y la fundación de tres ciudades sobre la costa entre Buenos Aires. Además, debía dotarse de agua corriente a la ciudad de Buenos Aires. Bajo la gestión de Bernardino Rivadavia Argentina pidió un empréstito de 2.800.000 libras esterlinas, de las que sólo llegaron a Buenos Aires 570.000 en su mayoría en letras de cambio. Ninguna de las obras previstas se realizó con ese dinero. El empréstito se terminó de pagar ochenta años más tarde, 8 veces más caro, es decir  23.700.000. Así comenzamos…

El primer gobierno de Perón, nacionalista y popular, en 1946, logró la recuperación de la deuda externa argentina, demostrando poder e independencia en la toma de decisiones y fortaleciendo su discurso. En cada alocución presidencial desde 1946 se hablaba de ese logro y fue uno de los puntos centrales del Acta de Independencia Económica consagrada en Tucumán el 9 de julio de 1947. Aunque el rescate total de la deuda externa argentina se logró en 1952. El país paso de ser deudor de 12500 millones de pesos a  acreedor por más de 5000 millones.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) nace a raíz de una idea planteada el 22 de julio de 1944 durante la convención en Bretton Woods (Estados Unidos), poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. 

En las elecciones de 1958 resultó electo Arturo Frondizi, con fuerte apoyo del peronismo, que se hallaba proscripto. La condición económica heredada tras tres años del régimen militar de la mal llamada «Revolución Libertadora» era dramática. Es alli donde se firma el primer acuerdo con el FMI. Un préstamo por 75 millones de dólares destinado a “estabilizar el problema cambiario” y “frenar la inflación”. ​Fue ahí que también aparecieron las primeras presiones que implicaban un ajuste estructural, la reducción del 15 % de los empleos públicos, la paralización total de las obras públicas, la privatización de las empresas estatales, la reducción y venta de los frigoríficos estatales, la clausura masiva de ramales ferroviarios, restricciones en el otorgamiento de créditos, aumento de precios y congelamiento del salario mínimo por dos años, entre otras medidas.

En octubre de 1975, Guido Di Tella, el Secretario de Programación y Coordinación económica del Gobierno de Isabel Perón, envía una carta al FMI solicitando apoyo financiero en medio de la crisis del petróleo. Este préstamo finalmente es aprobado en diciembre del mismo año. ​Entre 1976 y 1977 surgieron una serie de medidas entre las que figuraban que la Nación solo se podría endeudar con el aval del presidente del Banco Central, Adolfo Diz (exdirector del FMI), y de José Martínez de Hoz (ministro de Economía). Se solicitó además la eliminación de aranceles de importación, la reorganización del sistema financiero, la unificación de la moneda y la liberación del control de movimiento de capitales. Con la excusa de acumular divisas, Diz y Martínez de Hoz produjeron un descontrolado endeudamiento y en 1978 se declaró la inflación.

Y volviendo a los últimos años, una de las primeras medidas económicas de la gestión de Mauricio Macri fue  levantar el «cepo cambiario».​ Al día siguiente, se produjo una fuerte devaluación del peso, pasando de 9,84 a 13,95 el precio del dólar.

El 26 de abril de 2016 Argentina pagó 9300 millones de dólares a los fondos buitres  y se hizo cargo además de los honorarios de los estudios legales que los representaron. El fiscal Federico Delgado calificó la operación como «el broche de oro de una gigantesca estafa al Estado nacional»,​ y solicitó la indagatoria de algunos funcionarios al considerar que la operación «es sólo un mero eslabón del endeudamiento externo que se inició en Argentina en 1976».​ En diciembre de 2018 Delgadi solicitó la indagatoria de los funcionarios que actuaron en esta operación, por la comisión de los delitos de «negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas», y la posible comisión del delito de «tráfico de influencias». En diciembre de 2019 llegaba al poder Alberto Fernández iniciando un nuevo ciclo del que en esta semana y a pesar de la pandemia está dando muestras. (N.J)