En Rivadavia Banda Norte no dan ganas de tomarse un vaso de agua. Los pobladores denuncian que el líquido sale del caño con sabor a herrumbre y con olores.

Morillo es un lugar conocido por los casos de desnutrición infantil hechos públicos y nacionales a partir de la visita del gordo Lanata un par de años atrás; pero que en la provincia hace mucho se conocen, aunque muchas veces se callan.

En 2011 la entonces responsable del hospital de la zona, Fernanda Siuffi, comentaba: “Con el agua vienen las diarreas, las bacterias y virus que se vuelven enfermedades. Los chicos con bajo peso están controlados, pero pueden sufrir diarreas en verano y eso puede ser mortal si están muy lejos del hospital”. Esto sucedía hace cuatro años y hasta ahora la situación parece no haberse modificado tanto. En 2013 murieron por desnutrición Melba Antolina Bisón, de un año y medio, oriunda de la misión aborigen Chañar 2; y niña wichi Arminda Solís. En 2015 fue la muerte de Marcos Solís que trajo nuevamente al debate el tema de la desnutrición infantil.

Según José Luis Aranda, periodista de la zona, ahora se registraron nuevamente casos de diarreas por el estado poco potable que presenta el agua que consumen los pobladores de Morillo, la cual además del mal olor que presenta, viene hasta con rastros de herrumbre. “Lo cierto es que ya hemos tenido chicos con diarreas y alguna que otra enfermedad, todo a causa de cómo nos llega el agua”, comentó Aranda y agregó que se juntaron firmas y se presentaron a la empresa responsable del suministro hídrico, pero no recibieron respuesta alguna.

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