Carlos Moldes el fiscal que impulsó la marcha “Todos somos Nisman” analiza en clave tragedia griega la situación del Ministro de la Corte de Justicia de la nación cuya edad motivó una polémica nacional. Según Moldes, el salteño Carlos Fayt es Sófocles.

Germán Moldes, uno de los impulsores de la marcha “Todos somos Nisman”, fiscal ante la Cámara Federal  autor del libro «Cuarenta Iglesias de Roma»; escribió una columna de opinión en Infobae, apela a los mitos griegos para razonar si la edad del juez salteño es en sí misma una causal inhabilitante para continuar ejerciendo sus funciones.

Para eso recurre a la historia que sucede en la Atenas de Pericles, cinco siglos antes de Cristo. Allí expresa que Sófocles va a cumplir 90 años, es casi una gloria nacional, ha revolucionado el teatro, ha desempeñado funciones oficiales como encargado del Tesoro y responsabilidades religiosas en el culto de Asclepios, dios de la medicina. Este hombre rico es una suerte de héroe nacional pero tiene un problema familiar: Iofonte, hijo de su primer matrimonio, lleva al padre a los tribunales porque aduce que Sófocles padece una demencia senil que lo incapacita para seguir administrando el patrimonio familiar. El Tribunal admite la demanda y cita a Sófocles.

El dramaturgo no recurre a abogados sino que se planta solo ante los jueces y cuando le llega el turno de hablar empieza a recitar fragmentos de «Edipo en Colono», la nueva tragedia en la que está trabajando. Son unos versos bellísimos: un anciano Sófocles cuenta las aventuras y desventuras de otro anciano, Edipo, quien ciego, pobre y derrotado llega, apoyando su claudicante humanidad en su fiel hija Antígona, a los suburbios de la gloriosa Atenas para despedirse y morir. Los jueces emocionados desestiman la demanda, hay lágrimas entre el público que aplaude de pie y pocos meses después, como si estuviese interpretando a Edipo, es el propio Sófocles el que muere.

La especie de moraleja que extrae Moldes de esta obra y la situación de Fayt aparece después de estas preguntas que se realiza – ¿Por qué ese Sófocles nonagenario sigue escribiendo? ¿De dónde le viene esa energía creadora? ¿Cómo explicar su inextinguible voluntad de actividad y servicio? – a las que responde como la responderían los antiguos griegos: “Dentro de nosotros habita un dios y es ese dios el que nos habla a través de la voz del genio”. Respuesta a la que el mismo Moldes suma una sentencia edificante: “Una explicación demasiado fuerte para pusilánimes, y hoy todos lo somos”.