Hoy se aprobará el presupuesto 2014 en diputados. Con $3.917.556.910 más que el del 2013, el mismo sigue evidenciando una crónica dependencia de la nación, crecimiento vegetativo de la recaudación propia y exenciones a los poderosos que hacen que los presos de Villa Las Rosas aporten casi lo mismo que la minería. (Daniel Avalos)
De los $11.864.567.916 utilizados en el 2.013, se pasará a un presupuesto de $15.782.128.826 para el 2014. Como ocurre todos los años, los ingresos generados por la provincia son paupérrimos: sólo el 19,7% del presupuesto total. El porcentaje es menor en un punto, incluso, a la participación que tuvo la provincia en el 2013 cuando llegó al 20,7%. Los $3.110.084.094 que el Grand Bourg prevé recaudar en el 2014 surgne de la suma de los siguientes items: ingresos tributarios provinciales ($2.608.541.741), recursos no tributarios ($405.527.729), ventas de bienes y servicios ($14.692.666) y rentas de propiedad ($5.691.958). A esas partidas que corresponden a los denominados Ingresos Corrientes, debe sumársele las partidas “recursos propios” ($2.760.000) y la denominada “disminución de inversión financiera” ($72.600.000) que provienen de los llamados Ingresos de Capital.
El menor aporte de la provincia al presupuesto actual puede explicarse con relativa facilidad. Los items en donde la provincia recaudará más que en el 2013, se logran a un ritmo inferior al de la inflación; mientras en otros ni siquiera la inflación ayuda a inflar un poco las cifras. Para el primer caso, puede citarse la recaudación tributaria provincial: se pasara de $2.006.458.380 en el 2013 a $2.608.541.741 en el 2014, lo que supone un incremento del 23%; o el caso de los recursos no tributarios que de $370.490.132 un año atrás, se pasara a recaudar $405.527.729 representando un incremento de casi un 9%. Para el segundo caso, las recaudaciones se mantendrán increíblemente estables. Es el caso de “ventas de bienes y servicios”: los $14.313.657 del año pasado se mantendrán en $14.962.666 el año próximo; lo mismo ocurre con el rubro “rentas de propiedad”: en el 2014 se recaudaran $5.691.958, apenas un poco más de los $5.191.858 cosechados en el transcurso de este año. Algo similar ocurre en el ítem “recursos propios”: en el año en curso supusieron $2.280.000, mientras en el próximo se recaudarán $2.760.000.
El congelamiento de los ingresos en los rubros mencionados habla mucho del propio funcionamiento estatal. El caso de “venta de bienes y servicios” puede graficar bien la somnolencia “U”: el monto a recaudar por ese concepto en el 2014 representa sólo el 0,09% del presupuesto, porcentaje menor al del año pasado porque en todo el 2013 se recaudó lo mismo pero con un presupuesto total que fue menor en casi 4.000 millones. La conclusión es que la gestión provincial producirá los mismos o menos bienes y servicios que el año en curso. Bienes que en un gran porcentaje, además, corresponde a los chicos de las escuelas técnicas que venden bienes por $1.275.800, e incluso de los reclusos de la Villas Las Rosas que el próximo año aportaran un total de $2.167.351. Las últimas dicen mucho. Por ejemplo que entre estudiantes y presidiarios aportaran $3.443.151; sólo unos pesos menos de lo que la rentable minería aporta al fisco con $3.500.000 por canon y $1.150.000 por regalías.
Detengámonos ahora en los recursos provinciales que sí crecieron pero sólo vegetativamente. Para ello conviene realizar comparaciones con presupuestos anteriores. Los denominados recursos tributarios provinciales 2014 ($2.608.541.741) representan un 16,5% del presupuesto total; un poco menos del año 2013 cuando los tributos provinciales llegaron a $2.006.458.380 sobre un presupuesto total de $11.864.567.916 representando así el 16,9%; porcentaje que se había reiterado en el presupuesto 2012 cuando de una cifra total de $9.697.699.160, los recursos tributarios provinciales alcanzaron los $1.553.809.267 (16.02%)
¿Qué significa eso? Que el crecimiento nominal de ese rubro puede explicarse por el simple fenómeno inflacionario y que la administración provincial ha congelado la política impositiva a la ingeniería legal montada en años anteriores: más precisamente durante el romerismo al que el gobierno dice combatir. La letra del presupuesto confirma esto último. Lo hace cuando explicita que el gobierno apostó a un año “más” de una política tributaria estable y sin incremento de la presión fiscal con “el objetivo de priorizar la dinamización de la actividad económica por sobre la recaudación”. En todo caso, aclaran, los esfuerzos se centraron en agudizar la gestión de la DGR, incorporado más servicios a la página web del organismo, habilitando nuevas bocas de pago y disminuyendo la cantidad de normativa.
Éxitos para pocos
Así las cosas, el esfuerzo gubernamental por no tocar la estructura impositiva termina condenando a los sectores de ingresos estándar a una fuerte presión fiscal, mientras los agentes económicos importantes se ven aliviados en cuanto a obligaciones tributarias se refiere. El análisis de las cifras así lo evidencia. La mayor recaudación 2014 por el rubro “Recursos Tributarios provinciales”, por ejemplo, proviene del impuesto a las Actividades Económicas. Se estima recaudar en el 2014 $2.175.009.727: un 25% de incremento con respecto a lo estimado para este 2013. El segundo rubro en importancia es el del impuesto al sello: $250.708.437.
Exploremos ahora quiénes son esos tributarios. Para el primer caso (Actividades Económicas) hay que decir que se trata de un tributo que grava en un 3% a todas las actividades económicas provinciales. En Salta, sin embargo, las actividades de gran impacto económico están exentas del pago con lo cual una enorme masa de dinero queda sin recaudarse. La exención alcanza al agro, la minería, la industria y el turismo por imperio de las leyes 6.025, 6.064, 7.124 y 7.679. Del articulado de esas leyes se extrae que las inversiones beneficiadas son siempre grandes, con capacidad para instalar una actividad completamente nueva o que incremente en un 40% las existentes para el caso de la industria o el turismo. Más generosa aún es la ley 7.124 que enfocada para la actividad pecuaria no precisa de inversiones significativas, ni que el desarrollo de la actividad se dé en un predio propio dejando abierta, así, la posibilidad del arrendamiento. Leyes que además compelen a los municipios a establecerlas en sus jurisdicciones apelando al eufemismo: “Se sugiere que…”.
Son esos mismos actores, además, los que están exentos por orden de las mismas leyes al pago del impuesto a los sellos, cuya recaudación es la segunda más importante de la provincia. La pregunta se impone: ¿Si los grandes capitales están exentos, quienes son los que efectivizan el pago de esos importantes tributos? La respuesta es fácil de responder: los de siempre. Son los pequeños y medianos comerciantes, los profesionales con algún estudio jurídico, médico o psicológico los que mayoritariamente abonarán los pesos de actividades económicas; mientras los inquilinos de cualquier tipo o los miles de trabajadores precarizados y hasta pasantes de la administración pública que deben firmar un contrato de trabajo, son los que aportarán la gran masa del dinero que el Estado recaudará por el impuesto a los sellos.
Ajustar para abajo y desajustar para arriba…he allí la cuestión.