Es el titular con que Clarín se refiere a la detención del ex juez Raúl Reynoso. Fue detenido ayer. Está acusado de  ser jefe de una asociación ilícita que cobraba a los narcos para protegerlos en sus causas.

El diario nacional da un perfil del salteño que nació el 16 de noviembre de 1958 en San Ramón de la Nueva Orán, provincia de Salta. Casado y padre de tres hijos (entre ellos la cantante Kmila), se recibió de abogado, procurador y también de profesor en Letras. El resto de la nota da cuenta de la historia profesional del oranense

“En 2002 lo nombraron juez federal en su ciudad, mediante un decreto presidencial, pero recién asumió dos años más tarde, el 10 de diciembre de 2004. Escribió varios libros y se convirtió en un paladín de la lucha contra el narcotráfico. A tal punto que fue uno de los magistrados que se reunió con la Corte Suprema de Justicia de la Nación poco antes de que se creara, el año pasado, una comisión antidrogas.

Ocupó ese lugar simbólico hasta noviembre, cuando fue procesado y acusado de encabezar una asociación ilícita que le cobraba coimas a los narcos para protegerlos en su causas, e incluso, para liberarlos.

Unos meses antes, en abril, la ex presidenta Cristina Kirchner lo usó de ejemplo para cruzar al titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, sobre cómo se luchaba contra el narcotráfico. “Tenemos jueces como Raúl Reynoso, de Orán, cuyo juzgado es clave en el norte argentino en la lucha contra el narcotráfico y solamente tiene 22 empleados. En lugar de dar tantos discursos contra el narcotráfico, quienes tienen la máxima responsabilidad en el Poder Judicial deberían dotar de mayor cantidad de empleados, recursos y elementos a estos juzgados para que puedan hacerlo eficazmente”, dijo entonces la mandataria por cadena nacional.

Según la acusación, “El Tío” –como lo identificaban a la hora de negociar– usaba su propio despacho para algunas reuniones clave con los abogados que tramitaban los pagos. También manejaba un “tarifario” de acuerdo a la cara y el poder económico del “cliente” y la importancia de la causa en la que había quedado involucrado.

Hasta 2014, dicen, había decomisado 18.000 kilos de cocaína en ocho años. “Sólo un ojo entrenado y una mente no corrupta pueden revertir esta situación”, dijo a Clarín por entonces.

Pero ese trayecto que lo llevó a ser catalogado como un “prócer” en la lucha contra los narcos tuvo un contratiempo que lo hizo caer por un barranco: pasó ahora a que lo consideren un “villano”.