Los dos casos fueron la máxima expresión de la violencia hacia la infancia, sin embargo la sociedad actuó de diferente forma en torno a estos crímenes. A Pedrito lo santificaron mientras que al caso Lucio lo lloramos todos pero hay quiénes se aprovechan políticamente de su muerte. (Gabriela Hernandez)

 

El país quedó totalmente conmocionado con el asesinato de Lucio Dupuy de 5 años en la provincia de La Pampa, habría sido atacado por su madre y la pareja de esta en su casa aunque aún siguen las investigaciones. El caso pasó a la historia por la crueldad que sufrió el niño y el abandono por parte de todas las intituciones por las que transitó previo al asesinato.

 

A Lucio le encontraron marcas de maltrato de vieja data, signos de haber sido violado y los golpes que descompusieron a los que realizaron las investigaciones.

 

A raíz de la repercusión del caso Lucio se realizaron marchas en las plazas de todo el país pidiendo justicia por el niño y todos los niños que fueron asesinados, sufrieron o sufren diferentes maltratos. Lamentablemente los casos siguen y ameritan un pronto accionar de la justicia y el arco político para generar nuevas leyes de protección a las infancias.

 

La historia de Pedro Sangueso

 

El salteñito Pedro Pablo Sangüeso fue violado y brutalmente asesinado el 19 de mayo de 1963 cuando contaba con seis años de edad. Fue su primo Pablo Copa, un mecánico de 20 años, quien lo vejó y lo golpeó hasta creerlo muerto. Llevó el cuerpo hasta un aljibe en la cortada de ladrillos «Robledo» y lo tiró. Con el agua, Pedrito volvió del desmayo. Copa buscó un palo largo y lo hundió hasta ahogarlo. El asesino negó todo pero fue detenido con su madre Purísima Copa. Ella había encontrado dos camisas ensangrentadas de su hijo y calló ante la Policía.

 

Hoy es el santo de los estudiantes y su tumba, en el cementerio De la Santa Cruz es muy visitada por personas de diferentes lugares

 

En algunas de sus placas se lee:

* «Que leve fue tu paso por la vida, enorme el cariño que inspiraste, terrible el vacío que dejaste con tu partida» Tu madre, tus hermanos, tía y sobrinos.»

 

* «A los seis años subió, a los cielos mártir y víctima de un monstruo humano. Rogad a Dios por su alma inocente.» Sus maestros y compañeros de la Escuela 383.

 

En las redes

 

Las redes sociales se inundaron de fotos y videos de Lucio, también se crearon grupos para pedir justicia y leyes que protejan a los niños.

 

Circuló hasta una captura en donde el padre de Abigail Paez, una de las acusadas, afirmaba que el niño fue víctima de unos delincuentes que entraron a la casa y lo asesinaron.

 

Lamentablemente hubo gente que aprovechó el asesinato de Lucio para hacer política y acuso al movimiento lgbtiq+ (lo que llaman ideología de género) y al movimiento feminista de ser los culpables de la muerte del niño. También pidieron por el fin del matrimonio igualitario, algo sin sentido pues los asesinato de niños tambien son realizados por parejas heterosexuales ¿Se debería terminar con todo matrimonio entonces?

 

Utilizar la muerte de un niño para generar estereotipos homofóbicos e instalar mensajes políticos de un sector fue lo más bajo a lo que se pudo llegar. Hasta pareciera que el enojo iba más por el hecho de que las culpables eran lesbianas y feministas que por el hecho criminal en sí, ya que hubo otros casos a los cuales se los ignoró o existen instituciones que luchan contra la violencia hacia niños que nunca fueron apoyadas por los grupos de ultraderecha hasta que vieron que podía usar el caso para su provecho.

 

Cómo sociedad debemos exigir medidas en contra de toda violencia incluido los discursos que puedan generar por ejemplo estereotipos que lleven a agresiones o asesinatos a personas por su orientación sexual.

 

Por otro lado, es urgente que se creen espacios de evaluación psicológica continua en las instituciones educativas y se invierta en trabajo social, en proyectos de evaluación familiar, en números de ayuda, que haya encuestadores que puedan visitar las casas y detectar situaciones de violencia. El estado y la justicia tienen que estar presentes, empezar a cuidar al pueblo.

 

En conclusión a Pedrito lo santificaron, le rezamos y lo tenemos como símbolo de una inocencia que hay que proteger, a Lucio lo lloramos, exigimos justicia a un estado que debe hacerse cargo de su ausencia en la escuela y en los hospitales,  pero hay quienes utilizan su caso para generar violencia hacia otras personas que nada tienen que ver con su muerte.

 

Escribe Camila Spears:

«La perspectiva de género no mató a Lucio … dejen de aprovechar los anti derechos lgbtiq para decir sandeces. Lo mato una justicia ineficiente y un estado ausente. Nuestra bandera no tiene nada que ver con la maldad de un ser humano. Así los hay en todas las esferas sociales»