El empresario boliviano, José Luis Sejas Rosales, sigue siendo noticia nacional. Primero porque fue liberado por falta de jueces de federales en Salta y ahora porque se supo que de chofer de taxis en Bolivia pasó a ser dueño de más de 270 camiones con los que transporta cocaína a nuestro país por el norte salteño.

Durante la semana, el transportista boliviano había recibido la atención de Infobae que en una larga columna firmada por la periodista Sabrina Santopinto denunció que en nuestra provincia, una de las zonas más calientes del tráfico de drogas, la mayoría de las causas prescriben ante la ausencia de magistrados, contexto en medio del cual había recuperado la libertad el empresario mencionado. Sucedió cuando la Cámara Federal de Salta hizo lugar al recurso de apelación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) y anuló el procesamiento de José Luis Sejas Rosales, apartó de la causa al juez federal Reynoso y designó en su lugar al titular del Juzgado Federal N°1 de Salta, Julio Bavio, quien deberá dictar un “nuevo pronunciamiento conforme a derecho” en la causa que investiga al empresario como organizador de una asociación ilícita dedicada, al menos desde 2011, al tráfico transnacional de estupefacientes.

Según comunicaba el mismo informe, a Sejas Rosales se le imputa ser el autor de los delitos de contrabando agravado de estupefacientes (600 kilos de cocaína) en concurso real con contrabando doblemente agravado por tratarse de sustancia peligrosa para la salud (tolueno) y por la presentación de documentos adulterados ante la Aduana. Sejas Rosales es el titular de la Corporación Regional de Transportes Asociados (CRETA SRL) en Bolivia y dueño de una flota de camiones en el vecino país.

La situación no quedó allí. Y es que en la edición de ayer del diario La Nación, el periodista Germán de los Santos publicó otro informe que asegura que el boliviano paso de ser chofer de taxis en la ciudad boliviana de Santa Cruz a manejar cuatro empresas con 275 vehículos; en once de los cuales se secuestraron drogas y precursores químicos que se utilizan para fabricar estupefacientes y siempre con destino a Rosario y San Nicolás.

“En menos de seis años se transformó en un hombre ´influyente´ en ese país y sumó una flota de 275 camiones repartida en cinco empresas que poseen contratos millonarios con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para trasladar combustibles, que se importan desde Argentina”, enfatiza el escrito que precisa además que en los últimos cuatro años 11 camiones de cinco compañías ligadas a Sejas Rosales fueron secuestrados con droga en territorio argentino. “El empresario pretendió introducir más de 450 kilogramos de cocaína y pasta base, que tenían como destino Rosario y San Nicolás. Y también 35.000 litros de tolueno, un precursor químico esencial en la producción de clorhidrato de cocaína”.

El titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias, pidió el 26 de junio pasado la captura nacional e internacional de Sejas Rosales, luego de que el transportista incumpliera la orden del juez federal de Orán Raúl Reynoso, que tras procesar al empresario -sin prisión preventiva- como «partícipe secundario» de contrabando de estupefacientes dispuso que debía presentarse cada 60 días en el Escuadrón Nº 20 de Gendarmería. El magistrado fue recusado por los fiscales Luis Villalba y Ricardo Toranzo, y la causa recayó ahora en el juzgado federal Nº 1 de Salta, a cargo de Julio Bavio.

Bavio reunió diez casos de contrabando de cocaína desde Bolivia a la Argentina, que fueron realizados en los últimos cuatro años por las firmas Transanic, Trans GTI, Transporte JAC La Sierra, Creta, Trans Land Cargo. Se sospecha de otra compañía, que es Vartra-Boliq SRL. Un camión de esa empresa cayó el martes pasado en manos de la AFIP-Aduana, que detectó a través de un escáner 122 paquetes de cocaína de máxima pureza que pesaron 135 kilogramos. El destino final de la carga era la localidad bonaerense de San Nicolás.

En esta investigación aún no está esclarecido cuál era el destino de la droga que ingresaba al país por el paso fronterizo de Salvador Mazza, y que tras atravesar más de 1500 kilómetros por la ruta 34 terminaba -según las cartas de porte- en Rosario y San Nicolás. Esas ciudades tienen algo en común que siembra una de las principales hipótesis sobre el destino final de la droga: los puertos. Una de las sospechas es que la cocaína se exportaba camuflada en otras cargas por alguna de las terminales asentadas sobre el río Paraná a Europa.

El caso más emblemático es el de Carbón Blanco, cuyo juicio oral se reanudará esta semana en Resistencia. Disimulados en cargamentos de carbón vegetal, que se despachaban en Quitilipi, Chaco, la banda liderada por el abogado Carlos Salvatore y Patricio Gorosito exportó una tonelada de cocaína a Portugal y España a través del puerto de Zárate.

Uno de los camiones secuestrados el 14 de febrero de 2014 en Salvador Mazza a la firma Creta SRL contenía 9,9 kilos de cocaína líquida diluida en un tanque de combustible de 600 litros. En la cisterna iban 35.000 litros de tolueno, un solvente que se utiliza para la conversión de la pasta base en clorhidrato de cocaína. Ese camión (patente AYH-2135) trasladaba las dos sustancias: paste base y tolueno. «Podría presumirse que era un laboratorio sobre ruedas», señaló una fuente judicial. La otra sospecha es que esas sustancias se iban a procesara en suelo argentino.

Sejas Rosales «perdió» el primer camión el 11 de mayo de 2011. En el puesto que tiene Gendarmería en un paraje cercano al río Caraparí se secuestraron 18 kilogramos de pasta base, escondidas en la cabina y en dos matafuegos de un camión de Transanic SRL, que aportaba vehículos a la flota de Creta SRL. Ocho meses después, en una cisterna de la firma Trans GTI SRL -cuya apoderada es Isabel Mamani Vaca, que ocupa el mismo cargo en Creta SRL- se descubrió que llevaba ocultos en el guardabarro 23 kilos de cocaína. El 2 de febrero de 2013 Gendarmería incautó 7,6 kilos de droga en un doble fondo del techo de un camión de Transporte JAC La Sierra SRL, firma a nombre de Sejas Rosales. En la cisterna ese rodado trasladaba aceite de girasol de la empresa Industrias Oleaginosas SA a Rosario, cuyo representante en esa ciudad es una firma ubicada en Hilarión de la Quintana al 500. Según la carta de porte el destino final de la carga era el puerto de Buenaventura, Colombia.

En un camión de la misma compañía el 20 de abril de ese año fueron incautados 71,83 kilos de cocaína en un camión que llevaba aceite de soja. Un vehículo de Transanic SRL fue detenido en Aguaray, Salta, con 180 litros de alcohol etílico, que se presume -aún no está la pericia en el expediente 715/13- era en realidad tolueno. Veintiún días más tarde en otro camión de Creta SRL fueron descubiertos 40,39 kilogramos de cocaína.

Y hubos numerosos secuestro más. El último, el martes pasado cuando a la madrugada fue detenido un camión de Vartra-Boliq, donde en la cisterna estaban escondidos 135 kilos de cocaína que iban a San Nicolás.

Todas las causas menos una estaban radicadas en el juzgado de Orán desde 2011. Los únicos procesados eran los choferes, que fueron contratados por un mismo holding de empresas, ligado a Sejas Rosales.

Lo llamativo es que varios camiones secuestrados con droga fueron devueltos al empresario, que desafió a las autoridades argentinas y volvió a usarlos para introducir cocaína, Incluso, después de que recayera una denuncia contra Sejas Rosales y seis familiares que están al frente de estas compañías, y se pidiera el 26 de junio su captura internacional. El empresario no volvió a pisar suelo argentino y quedó en el centro de un escándalo en Bolivia por sus relaciones con la empresa estatal petrolera.