Walter Wayar se recicló como Vicepresidente del Directorio de la Fábrica Argentina de Aviones en Córdoba. Desde allí dice soñar con ser el primer mandatario de la provincia. Hace dos semanas aparecieron afiches que lo sindicaban como posible vicegobernador de Miguel Isa.DOM

 Hay segundos que son primeros: en el campo de la actuación Robert Duvall es un claro ejemplo. Alguien que no ocupa el rol protagónico pero de alguna forma sí. Walter Wayar no forma parte de este grupo. Hay, también, retiros dignos, gente que nos deja como última enseñanza la seriedad de dar un paso al costado tras reconocer los primeros síntomas del declive. Walter Wayar tampoco pertenece a este tipo de personas.

W.W. es de aquellos eternos segundones que pasan desapercibidos mientras tratan de pasar al primer plano; también a los que tienen una agonía larga y molesta y destruye en sus últimos pasos todo vestigio de dignidad: pasó cuatro años en la Cámara Baja Nacional sin elaborar proyecto ni un solo mísero proyecto de ley y casi ni opinó sobre los temas tratados.

Desde hace dos meses tiene un nuevo lugar donde cobrar y no hacer nada: fue nombrado vicepresidente del Directorio de la Fábrica Argentina de Aviones en Córdoba. Y Wayar sabe de aeronáutica lo mismo que doña Rosa intuye de energía molecular.

Cuando le preguntan dice algo breve y cambia rápido de tema: “es nueva experiencia y son varias las sensaciones”, dijo a El Acople y añadió que le gusta estar en Salta porque ahora vive “3 o 4 días en Córdoba”. Tampoco dijo nada del escándalo de coimas que obligó a la presidenta a cambiar el directorio de la fábrica cordobesa: una inspección contable detallada indicó que no está claro el destino y aplicación de unos 300 millones de pesos, si se invirtieron o se gastaron en actividades no compatibles con el desarrollo de la firma estatal.

WW tiene una última carta bajo la manga: volver a Salta otra vez como vice. El 31 de marzo aparecieron unos afiches con la leyenda: “Isa Gobernador – Wayar Vicegobernador”. WW aprovechó entonces para hacer una complicada estrategia discursiva: negar la autoría de los afiches, hacer como que no le gusta la idea y al mismo tiempo mostrar que sí le gusta la idea. Parece imposible o por lo menos complicado; pero lo logró: “No sé qué mente lo habrá ingeniado, tengo afecto y aprecio por Miguel (Isa) pero no he comentado en ningún momento con él de estas posibilidades. Si Miguel o quién fuere quiere hablar de gobernar Salta no tengo ningún problema en sentarme hablar, pero, justamente, hablar de estos temas, de cómo se gobernaría no sólo de cómo llegar al gobierno”, manifestó a una emisora local.

 Eterno segundón, sueña con seguir siéndolo en otra parte.