El partido que jugó un papel importante en la propagación del virus.

Un trabajo realizado por Por Milena D’Atri y Francisco Saralegui analiza el deporte como reflejo del mandato de fuerza física, mandato que toma especial interés en tiempos de pandemia. Allí se refieren al partido de fútbol que se jugó en Milán el pasado 19 de febrero en la ida de los octavos de final de la Champions League, entre Atalanta (equipo oriundo del Norte de Italia) y Valencia (procedente del Este de España).

Este encuentro está en la mira de la OMS, ya que se sospecha que haya sido un acelerador para propagar el Covid-19 en la región. Esto es así ya que asistieron 43.000 personas, teniendo en cuenta hinchas locales y visitantes. Tomando lo dicho por el inmunólogo italiano Francesco Le Foche, quien expresó que la congregación de miles de personas contribuyó a la replicación viral, el titular de la OMS en Italia, Walter Ricciardi, afirmó que “el partido jugó un papel importante en la propagación del virus”.

A su vez, el Atalanta pertenece a la ciudad de Bérgamo, lo que generó que miles de fanáticos se trasladaran a Milán, provocando una dispersión del virus por toda la zona de Lombardía, epicentro de la pandemia del Coronavirus. El mismo alcalde de Bérgamo manifestó que el partido fue una “bomba biológica”.

Por otra parte, los hinchas visitantes hicieron lo propio al regresar a Valencia, generando un contagio en la ciudad española, que provocó que sea una de las regiones más afectadas por el virus. Finalmente, el partido de vuelta en Valencia se jugó a puertas cerradas, no fue suspendido.

Es por ello que es necesario pensar por qué a pesar de que el primer caso de Coronavirus en Italia fue declarado el 4 de febrero, dos semanas después el partido de fútbol se haya llevado a cabo igual, a sabiendas de que iba a concurrir una multitud de personas.

Los autores del informe sobre el mandato de masculinidad que se fomenta en fútbol se interrogan: ¿acaso es el deporte una forma de demostración del ideal de fortaleza física, punto históricamente constitutivo de la masculinidad? El “sentimiento de inmunidad” con el que actuaron los dirigentes de la UEFA, permitiendo que se juegue el partido sin tener en cuenta el riesgo y las consecuencias que podía traer ese evento, podría ser una manifestación de lo planteado. Siguiendo lo que menciona Villagómez (2010) “La construcción de la masculinidad hegemónica está directamente vinculada con la adopción de prácticas temerarias y de graves riesgos”.

En  la misma línea, se puede también pensar lo ocurrido en Argentina con la primera fecha de la Copa Superliga, disputada el fin de semana del 13/3 al 15/3, donde se jugaron todos los partidos a puertas cerradas con excepción de uno de ellos: River Plate-Atlético Tucumán. Allí trascendió la negativa del plantel y dirigentes de River Plate para jugar el partido, a causa del riesgo que generaba llevar a cabo un encuentro así en la situación de pandemia.

Muchas fueron las críticas hacia esta decisión, incluso la AFA comunicó que el club iba a ser sancionado. La dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino y el periodismo en general actuaron priorizando la eficiencia y el rendimiento productivo de todos los clubes sin tener en cuenta las necesidades humanas fundamentales para poder seguir luchando contra la propagación del Coronavirus. Nuevamente el mandato social de masculinidad, asociado también a la productividad, irrumpe sobre la salud y el bienestar.

Finalmente, sorprende el caso de los JJOO y Paralímpicos, que iban a ser llevados a cabo en la ciudad de Tokio. Si bien fueron pospuestos para el próximo año, resulta llamativo que la decisión haya sido tomada recién a fines de marzo. Incluso la resolución fue transmitida luego de que la mayoría de los países declararon cuarentena obligatoria, tomaron medidas restrictivas y suspendieron actividades.

Por ello es necesario poner sobre la mesa los valores de la masculinidad hegemónica presentes en el deporte, como la competición, la fortaleza física, el rendimiento y la productividad por sobre cualquier otra cosa, que generan que, a diferencia de otras actividades esenciales como la educación, la decisión de suspensión sea tomada mucho más tarde.