El segundo día del juicio seguido contra Mario Federico Condorí por el delito de homicidio en perjuicio de Cintia Fernández se inició hoy con la declaración de la madre de la víctima, Ana del Valle Fernández.

De esta manera comenzó la etapa de recepción de pruebas testimoniales. Está previsto que la ronda continúe esta tarde con la declaración de Raúl Marcelo Puca (amigo de la víctima), Noemí Graciela Herrera (cuñada de Ana Fernández), Ramón Troychuk (medio hermano de Ana Fernández), César Condorí, Esteban Alderete (cerrajero que trabajó en el departamento de parque La Vega) y Miguel Ángel Fernández (tío de la víctima y hermano de Ana Fernández).

En su extensa declaración, Ana Fernández relató ante el tribunal y las partes los pormenores de lo ocurrido el 3 de mayo de 2011, cuando concurrió al departamento de Parque La Vega donde residía su hija al momento del hecho.

También aportó detalles acerca de la relación entre Cintia Fernández y el imputado Mario Federico Condorí. La testigo comenzó su comparecencia diciendo que nadie debe perder de vista que en el juicio se está juzgando al posible responsable del crimen de su hija, y no la vida privada de Cintia.

Contó que su hija había cursado la carrera de Licenciatura en Genética en Misiones y que le restaba aprobar una materia y presentar la tesis para recibirse. En 2011 se había vinculado con la Universidad Nacional de Salta, donde realizaba trabajos de investigación ad honorem. También relató que, una vez recibida, su proyecto era mudarse a Salvador de Bahía, en Brasil, para realizar una especialización. Cintia ya había residido en el vecino país durante el cursado de su carrera, por una beca que había obtenido en Río de Janeiro.

Ana Fernández describió a su hija como una joven culta, estudiosa, capaz de defender sus convicciones cuando consideraba que estaba frente a una injusticia. Afirmó que le gustaba mucho bailar todo tipo de danzas, que solía realizar actividades deportivas y que no consumía bebidas alcohólicas, salvo puntuales excepciones. Dijo que su relación con Cintia era como la de cualquier madre y que a veces discutían.

Consultada acerca de lo ocurrido días previos al hallazgo del cuerpo de su hija, Ana Fernández manifestó que el último día que la vio con vida fue el 26 de abril, al anochecer. Ese día había concurrido al departamento de Parque La Vega para llevarle a Cintia ropa limpia y un acolchado que había retirado de la lavandería. No la encontró pero ingresó al departamento con su juego de llaves. También le dejó algo de dinero para pagar unas cuentas y una nota. Cuando se iba la vio bajar del colectivo y la esperó. Se saludaron y charlaron un rato. Cintia venía con bolsas del supermercado.

A partir de ese momento le envió mensajes a su hija pero nunca más le contestó. Ana Fernández aclaró que eso no le parecía raro en Cintia porque en el departamento no había buena señal de celular, y porque ella era de las personas que se toman su tiempo para contestar cuando consideran que el mensaje no es importante. No obstante, como habían pasado varios días sin noticias de ella, decidió ir a verla. Regresó al departamento de Parque La Vega el 3 de mayo. El domingo 1 de mayo había planeado ir y, como no había transporte público, les había pedido a unos familiares que la acercaran, pero surgió un inconveniente y no le pudieron hacer ese favor.

Ana Fernández relató que ese 3 de mayo, antes de abrir la puerta del departamento, sintió un olor nauseabundo. Lo primero que pensó fue que quizás provenía de la basura que la gente no sacaba afuera. Apenas ingresó a la vivienda, el olor se tornó insoportable. El televisor estaba prendido. “Mi hija estaba en la cama, edematizada y con una bolsa atada en la cabeza. Le toqué los piecitos y salí corriendo para llamar por teléfono, porque en el departamento no había señal”, describió la testigo. La víctima llevaba puestas medias de diferentes colores porque era su costumbre usarlas así, precisó Ana Fernández.

Desde afuera llamó a su hermano y a su cuñada. Manifestó que es cierto que, en su desesperación, les comunicó que Cintia se había matado. Ana Fernández aseguró que, cuando sus familiares llegaron, su hermano no ingresó al departamento y su cuñada quiso tocar a Cintia, pero ella le advirtió que no lo hiciera. Precisó que solo apagaron el televisor y abrieron una ventana, por el olor. Y dijo no recordar bien si su cuñada tropezó con algunas sábanas que había en el suelo.

La testigo indicó que cuando llegó la policía ella estaba sentada en una silla, afuera del departamento. Desde allí llamó a Federico Condorí para contarle lo que había sucedido y porque sabía que su hija estaba manteniendo una relación con él. Ana Fernández añadió que el imputado le respondió algo así como: “Uh, qué macana” y la llamada se cortó. Momentos después, el acusado se presentó en el lugar del hecho y quiso ingresar al departamento aduciendo que la víctima era su novia. La testigo manifestó que el oficial que custodiaba la puerta le dijo que se fuera, que no tenía nada que hacer ahí porque él ya no pertenecía a la Brigada de Investigaciones.

Condorí solo cruzó unas palabras con Ana Fernández en esa oportunidad. La testigo señaló que le dijo: “Vos sabías que esto iba a pasar”.

Acerca de la relación de su hija con el imputado, Ana Fernández señaló que observaba en él una actitud obsesiva, controladora. Comentó que desde que Condorí comenzó a llegar a su casa, como amigo de Cintia, ella se distanció un poco de sus amistades de siempre.

Sobre las visitas del imputado a su hija en el departamento de Parque La Vega, la testigo indicó que él se había ofrecido a ayudarlas a pintar ya que habían decidido refaccionar el lugar para venderlo o volverlo a alquilar. Incluso comentó que, para facilitarle la tarea, ella le había prestado su juego de llaves al imputado, quien se las devolvió luego de cuatro o cinco días.

La audiencia está a cargo de los jueces de la Sala IV del Tribunal de Juicio: Norma Beatriz Vera (presidenta), Roberto Lezcano (vocal) y Paola Marocco (vocal interina).

El 3 de mayo de 2011, en horas de la noche, Cintia Vanesa Fernández fue encontrada sin vida por su madre, en su departamento de Parque La Vega.

La joven falleció por asfixia por sofocación. El informe médico estableció que la víctima presentaba traumatismo de cráneo con hemorragia intracreaneana. Además presentaba otras lesiones compatibles con golpes.

Las pericias determinaron que Cintia V. Fernández habría fallecido el 28 de abril de 2011.