Micaela Colque había desplegado una crueldad inusitada ante una bebé.
Finalmente Micaela Colque fue condenada este jueves a prisión perpetua por el homicidio calificado de su hija.
En junio del 2021, la niña llegó sin vida a un centro de salud de la capital salteña, con signos de maltrato infantil.
En el juicio no solo quedó demostrada la culpabilidad, sio también un largo historial de malos tratos.
Cuando la fiscal Verónica Simesen de Bielke pidió esa pena se explayó sobre los testimonios obtenidos durante la audiencia y puntualmente los de los profesionales médicos que intervinieron y dejaron plasmado el estado de desnutrición severo y signos evidentes de malos tratos que sufría la menor.
La defensora de Colque había pedido que su representada sea condenada a la pena de 12 años de prisión efectiva, como autora del delito de abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo.
En tanto, la mujer solicitó declarar ante los jueces, pero no aceptó responder preguntas, y en ese marco dio su versión de lo ocurrido. En ese momento aseguró estar arrepentida de “no haber cuidado bien“ a su hija.
Los hechos ocurrieron el 21 de junio del año pasado, cuando la acusada llegó al centro de salud del barrio San Francisco Solano, de la capital salteña, con su hija en los brazos. No presentaba signos vitales y en cambio tenía notorias lesiones en el rostro.
En ese contexto la imputada le manifestó al personal de la salita que al partir de su casa había dejado a su hija sola, tomando yogurt y comiendo galletitas, y cuando regresó la encontró ahogada.
De esta forma en la requisitoria fiscal de elevación a juicio se dio por acreditado que Colque abandonó a la niña durante dos días, en su domicilio de barrio San Francisco Solano, y cuando regresó al hogar, al advertir que la niña no respiraba, la llevó al centro de salud y adujo que se había ahogado mientras consumía yogurt y galletas.
El personal médico le realizó maniobras de reanimación, pero la niña ya no tenía signos vitales y presentaba una temperatura corporal baja. Pudieron observar a simple vista que tenía signos de golpes y escoriaciones en la cara y además la pequeña presentaba un avanzado estado de desnutrición y deshidratación, junto a múltiples heridas en todo el cuerpo.
La mujer inicialmente estuvo imputada por el delito de abandono de persona seguido de muerte pero luego se agravó la acusación. Esto fue consecuencia de que con el desarrollo de las tareas investigativas surgió que la acusada “dejó a la pequeña de tan solo dos años, sola en su vivienda desde el domingo 20 de junio de 2020 hasta el hasta el lunes 21 en horas de la noche cuando, presuntamente regresó a su domicilio”.
Esas circunstancias le permitieron sostener a la fiscal que “la acusada debió representarse el resultado luctuoso al dejar a una niña sola, encerrada en una habitación, durante dos días consecutivos sin ninguna posibilidad de asistencia”.