La Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina elaboró una guía con 8 puntos comunes en la forma de actuar y someter a niñxs y adolescentes, a partir del relato de más de un centenar de víctimas.

1. Utilizan una fina manipulación emocional, cosificando, humillando, aislando a las víctimas de su entorno afectivo ya sea familia, amigxs, compañerxs, novixs.

2. En muchos de los relatos, las víctimas han «pedido ayuda» hablando con algún/a integrante de la parroquia, congregación, etc. mayoritariamente psicólogxs, confesores u autoridades como obispos. Casi todos coinciden en que las devoluciones que les hacían afirmaban «que estaban atravesando una crisis de fe o de vocación». Por lo tanto lxs mandaban a rezar, a hacer retiros, o a aislarse. De este modo aparece otra vez el castigo, el no creerles, el acallarlxs, el desdecirlxs, el confundirlxs, produciendo cada vez más daño psicológico.

3. Lxs abusadorxs eligen a sus víctimas, ejercen un poder irrestricto, son conscientes de lo que hacen, lo planifican. Por todo esto, “no son enfermos”. Verbalizan ese poder diciéndoles a sus víctimas que son seres privilegiados al contar con su atención. Les hacen creer que la religiosa o el religioso es su amigx, padre, madre, mentor/a o referente. Para ello detectan su vulnerabilidad emocional, social, familiar, física u otras que tienen esxs niñxs o jóvenes, volviéndolxs más frágiles aún. De este modo hacen completamente efectivo el ejercicio de todo su poder, que en esa circunstancia es un poder absoluto. «Te elijo – te desecho – te traigo regalos – no existís.» Esta es una mecánica de premio/castigo. Otra forma de poder absoluto es instalar prácticas abusivas como normas institucionales naturalizadas que pueden llegar a la mortificación y el castigo corporal.

4. En la mayoría de los casos los abusadores sostienen que la víctima lxs provocó o dio su consentimiento. Siempre, la relación entre abusador y víctima es una relación asimétrica de poder, en la que nunca puede existir consentimiento alguno, ya que se está bajo manipulación, coacción e incluso reducción a la servidumbre. Estas llegan a anular el discernimiento y la voluntad. Bajo una disciplina férrea de sumisión y miedo, «…es Dios quien habla a través del Superior, por ende quien obedece no se equivoca. Es imposible decirle no a Dios.» En síntesis, hablamos de tortura física y psicológica.

5. Logran arrasar la subjetividad, el cuerpo y la sexualidad, de lxs hoy sobrevivientes bajoel secreto de confesión, que es una herramienta utilizada para obtener información estratégica que contribuye al mantenimiento del sistema perverso.

6. Refieren la estafa a la confianza de familias enteras, a las que lxs abusadorxs han humillado en muchísimas situaciones al compartir con ellas su intimidad, sus mesas y sus fiestas familiares mientras que en simultáneo abusaban de sus niñxs y sus adolescentes. Estas situaciones impiden a lxs sobrevivientes hablar porque se instala el ¿quién me va a creer?» o el «van a pensar que tuve la culpa».

7. Es importante tener en cuenta que cuando se ha estado sometido a ese poder, el mismo sigue vigente en la persona victimizada aunque no vea a su abusadxr durante mucho tiempo. Esto causa efectos tales como adicciones, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, depresión, suicidios e intentos de suicidio entre otros.

8. La persona victimizada puede haber escrito cartas a su abusadxr/a por estar en ese contexto descripto en los puntos anteriores. Esas cartas hasta pueden tener un tono cariñoso, justamente por estar la víctima sometida a una manipulación que es muy difícil de ver o advertir cuando está sucediendo, ya que en la mayoría de los casos la violencia física no está presente.