A metros de la comisaría 5ª, cercana a la plaza Alvarado, puede suceder de todo sin que los canas en su interior se den por enterados. Hace unos meses afanaban rompiendo vidrios, ahora una turista brasileña denuncia haber sido asaltada también en la misma zona.
Llama la atención que cada tanto se escucha alguna noticia en la que se destaca la poca relevancia de tener una comisaría a metros de la plaza ubicada entre las calles Alvarado y Caseros a la altura de República Siria. Otro testimonio de que una mayor presencia policial no implica la tan deseada seguridad de los vecinos. Porque hace un año a un joven que pasaba cerca del corso lo agarraron entre cuatro policías y le dieron una paliza sin motivos aparentes. La familia del joven de 16 años fue hasta la citada comisaría y poco más no les hacen la gran Jefe Gorgory y anotan su denuncia en una máquina de escribir invisible: les dijeron que mejor no realicen la denuncia porque los uniformados en cuestión podían generarles algunos problemas a la familia.
Luego de que explotara el escándalo por el intendente partuzero encontrado en un cabarulo y se realizara un nuevo allanamiento, detectaron un prostíbulo vip también a pocas cuadras de la misma comisaría .
Otro caso, no tan reciente, fue uno de los perpetrados por los famosos rompevidrieras que, en un par de semanas, atacaron a varios negocios de la zona del micro y macro centro, entre los negocios se encontraba una heladería que está ubicada a escasos metros de la 5ª . Esta fue otra constatación de la poca incidencia que tiene la presencia policial, ni aun funcionando como una entidad simbólica.
Algo similar le sucedió a una mujer oriunda de Brasil, quien se encontraba en la plaza Alvarado hablando por teléfono, al terminar la llamada le arrebataron el bolso en el que además de dinero y demás pertenencias tenía los papeles de su esposo e hijo. La policía, bien gracias.