Por José Tarifa
Se le subieron los humos
Emilia Orozco ha demostrado que los votos pueden cambiar a una persona más rápido que un relámpago. La concejal olmedista -que se hizo conocida por abrir el debate en el recinto al mostrar que cobran casi un millón de pesos y despertó la furia del ex humitero José García- desestimó un debate con otros invitados, alegando que “las cosas fueron poco claras” y que preferiría debatir con otros candidatos.
“Cuando llegué, había un señor al que no conozco, Diego Saravia, y a Violeta sí, porque no fue la primera vez que compartimos un programa. Obviamente, soy una de las que predica el debate, pero me gustaría debatir también con quienes ya están en carrera, como Pablo Outes y Miguel Nanni, por supuesto, con las cosas claras y no improvisadas”, dijo en declaraciones a la prensa la figura comprada por el zar del trabajo esclavo y las aceitunas, “cepillo” Olmedo.
Curiosamente, a Violeta Gil la conoce de facultad, donde se sentaban cerca en los anfiteatros de la UNsa. Antes de convertirse en edil, Orozco estudió Comunicación en la Universidad Nacional de Salta donde sus compañeros de clase recuerdan que “no hablaba con nadie”. Es decir, no solo no hablaba de política, sino que era la más anti-social de los que cursaban. Solo le conocía la voz su mejor amiga la ultra católica Romina Hernández, que casualmente era la ex secretaria de Mario Peña, igual que Violeta actualmente.
De la reserva silenciosa hace 10 años atrás a la cima de los votos en las últimas primarias, la joven sobrina del dipu-torturador, Gustavo Orozco, parece haber adquirido una confianza desbordante en sí misma que la lleva a actuar con una colosal soberbia. ¿Quién hubiera pensado que la misma persona que se mezclaba tan poco en la unas ahora le importe tanto la sociedad?
PJ solo fantasmas
En la sede del Partido Justicialista en la calle Zuviria, se desató una tormenta política que bien podría haber competido con cualquier telenovela de la tarde. Los ánimos estaban tan caldeados que casi pudieron cocinar unas empanadas sobre ellos. No solo hacía un calor tremendo, sino que sobraba calentura post PASO.
Una dirigente barrial, conocida por su lengua afilada, arremetió sin piedad: “La militancia de base quedó relegada y sin recursos. Los candidatos no eran lo que esperábamos. Los responsables de esto tienen que dar la cara. ¡Outes, no seas un fantasma!”, señalando directamente a los líderes del partido.
El dedo acusador se movió con agilidad y señaló las designaciones de candidatas “a dedo” que, para sorpresa de todos, ni siquiera eran afiliadas al partido. La militancia se preguntó por qué no fueron consultados antes de tomar esas decisiones, lo que sembró dudas y desconfianza en las filas del partido. ¿Estamos eligiendo candidatos o adivinando en una caja de sorpresas? Se preguntaron.
Tal vez la parte más jugosa fue cuando increparon a la diputada Laura Cartuccia. Su presencia en la reunión provocó tanto revuelo que parecía sacada de una comedia en momentos que llovieron las criticas. Una dirigente cuestionó si realmente era afiliada al partido o si había caído de un portal dimensional al estilo de “Stranger Things”.
Plaza 9 el eterno sueño
María Eugenia Angulo, secretaria de Desarrollo Urbano, nos venía prometiendo un evento que parecía más mítico que otra cosa: la finalización de la obra en Plaza 9 de Julio entre el 15 y 20 de julio. Todos esperábamos celebrar con una hermosa inauguración pero, como de costumbre en el mundo de la política, las promesas se desvanecieron como un espejismo.
¿El costo de esta “joya” de obra pública? Unos asombrosos $150 millones de pesos que si bien es cierto son fondos de nación es menester resaltar que no tuvieron ningún control. Pero eso no es lo peor. La empresa encargada de la obra tiene una habilidad innata para hacernos esperar como si fuéramos niños en la cola del dentista. Sus conexiones con la gestión se hacen evidentes, y las demoras parecen ser su carta de presentación, sin que eso signifique represalias alguna.
Ahora, como si quisieran agregar más leña al fuego, la empresa culpa a la falta de insumos por los retrasos. ¿Insumos? ¿Se refieren a materiales de construcción o a ingredientes mágicos que solo pueden encontrarse en una tierra lejana? Quién sabe, pero lo que es seguro es que esta obra se ha convertido en un chiste de mal gusto.
Mientras los ciudadanos esperamos la tan prometida plaza parece que la única entidad en la que debemos confiar para que esto termine a tiempo es en el Señor y Virgen del Milagro. Hasta que eso ocurra, seguiremos esperando y rezando para que algún día la honestidad y la eficiencia se conviertan en la norma en la gestión pública.