El candidato a diputado refritó el discurso de hace dos años, de cuando era urtubeycista.
Más que candidato a diputado, parecía un animador de fiestas: Adrián Valenzuela, conocido por su alias “chico malo”, hizo de orador y animador en un acto partidario de Gustavo Sáenz.
Quienes lo vieron es probable que hayan sentido un déjà vu: el discurso acalorado, la sobreactuación el apasionamiento e incluso las palabras usadas fueron casi calcadas a las de varios actos que protagonizó dos años atrás, cuando fracasó en su intento de ser senador, bajo las banderas de urtubeysismo.
El miércoles, en la Sociedad Española, en el lanzamiento de Matías Posadas Intendente, el discurso del chico malo estuvo atravesado por su egocentrismo, aunque comenzó diciendo que no hablaría de él.
“Los malevos”, como llama a sus seguidores, esta vez lo perjudicaron: casi no lo dejaron hablar.
Según se supo, esa hinchada no fue “espontánea”: Chico Malo llevó cuatro colectivos. A las personas que bajaron les tomaban lista. Un espectáculo con aplaudidores e hinchas pagos, todo para qué él pudiera sobreactuar su emoción ante tanta muestra de afecto (pago).
¿Algo nuevo en el discurso? Habló de la poca presencia de las mujeres y bla, bla, bla. Está claro que se siente muy inseguro con la presencia anterior de Mónica Juárez, que puede arrebatarle su sueño en esta interna.
Hay algo que no salió tan bien como en otras actuaciones: ya en otras ocasiones había estilado bajar del escenario y agradecer a un seguidor, agarrándole la cabeza y mirándolo a los ojos. Pero esta vez intentó encarar a una persona pero todos se corrieron, porque adelante estaba la gente de los otros candidatos. Los pagados estaban más atrás.
Un detalle que no pasó desapercibido: el chico malo quiso vaciar el acto, llevándose su gente al salir. Eso no se hace. Hay que tener códigos, pue.