Tras semanas de un escándalo atribuido a Isa, resultó que las irregularidades en la obra de las peatonales eran responsabilidad del Ministro de Economía Carlos Parodi y su fiel sabueso Marcelo Cil: ex futbolista investigado por enriquecimiento ilícito y ahora a cargo del urbanismo y la arquitectura de la ciudad. (Daniel Avalos)

Marcelo Cil participó de todas las instancias del proyecto de remodelación de las peatonales, el mismo que empezó con un concurso organizado por la municipalidad con la colaboración de la Secretaria de Turismo provincial, la Cámara de Comercio, el Colegio de Arquitectos y el CoPAUS -organismo que desde el 2013 comanda Marcelo Cil. Un equipo de arquitectos chaqueños presentó el proyecto ganador y de él formaban parte Claudia Alejandra Pilar, María José Roibón, Mario Miguel Zorrilla y Nicolás Daniel Kozak Grassini. De las dos primeras, al menos, se puede decir que ganaron concursos similares en Chaco  y Misiones, que son magister y docentes vinculadas al  urbanismo y la arquitectura en la Universidad Nacional del Nordeste.

Que el desplante contra lo colonial no correspondió a estas profesionales, es algo ya determinado por la justicia, pero que era posible verificar con registros periodísticos. Una nota del año 2013 y un parte de prensa municipal del 2014 lo confirman. La primera fue publicada el 17 de octubre del 2013 en el suplemento de arquitectura de Clarín, donde la periodista Inés Álvarez resaltó que la propuesta había trabajado “los conceptos de paisaje y pasado como fundamentos de la identidad salteña”. El artículo fue ilustrado con imágenes digitales y la que se detenía en la Plazoleta Cuatro Siglos, al menos, muestra que los ganadores la imaginaron con una fuente de agua, una pequeña alameda al medio de la peatonal y sin los famosos “sarcófagos” que hacen de bancos ni las torres luminarias que escandalizaron a los colonialistas locales. (arq.clarin.com/patrimonio/Salta-revitalizara-peatonales-Casco-Historico_0_1012699188.html). Elementos que sí aparecen en el registro de la municipalidad, cuando en una nota del 7 de febrero del 2014 -publicada en la web de la intendencia- un didáctico Marcelo Cil explicaba a funcionarios municipales las características de las remodelaciones. Se ayudó entonces de una pantalla donde proyectaba imágenes bien distintas a las reseñadas originalmente: sin alameda, sin fuente de agua, con bancos “sarcófagos” y también con torres luminarias.

peatonal salta clain

Foto: El suplemento Arq de Clarín del 17 de octubre del 2013, muestra las características del proyecto ganador donde aparece una fuente de agua y no hay registros de luminarias ni bancos sarcófagos.

La justicia finalmente ordenó suspender las obras por irregularidades que incluyen la modificación del proyecto original autorizada por el ministro de Economía, Carlos Parodi; el secretario de Obras Públicas, Sergio Zorpudes, y el presidente de la Comisión de Preservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico de Salta (CoPAUS), Marcelo Cil.

cil y el proyecto

Foto: Marcelo Cil (de espalada a la izquierda) en una reunión en la municipalidad el 7 de febrero del 2014 presentando el proyecto de peatonal con cambios al proyecto original.

El Cil restaurador

Increíblemente, la CoPAUS que hoy preside Marcelo Cil, cobró notoriedad por hacer justo aquello que ahora no hizo: defender lo colonial. Ocurrió a fines del año 2012 cuando un proyecto del Consejo Deliberante buscaba remover el monumento que rememora al Virrey Toledo de la Plazoleta Cuatro Siglos. La iniciativa generó una espera polémica entre los impulsores de la idea que se resistían a homenajear a uno de los principales responsables del genocidio indígena durante la época colonial por un lado y, por el otro, una Salta Toledana que, comandada por los patricios locales, luchaba a brazo partido para frenar la medida. El patriciado, finalmente, recibió el auxilio inestimable del CoPAUS, mediante el cual se  informó al Concejo Deliberante que la remoción no dependía del voto de los ediles sino de la provincia porque era ésta la propietaria del lugar: “catastro número 720, por lo tanto le comunicamos que para cualquier alteración deberá solicitarse previo permiso de su legítimo titular”, enfatizaba el escrito.

La comisión es hija de la ley Nº 7.418 del año 2006 que faculta al Estado Provincial a proteger el Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico en el territorio salteño. En ese marco, el CoPAUS se convirtió en órgano de aplicación para preservar, salvaguardar, proteger, restaurar, promover, acrecentar y trasmitir a las generaciones futuras el patrimonio de ese tipo (art 1° de la ley Nº 7.418). En julio del 2009, inclusive, un acta acuerdo entre la municipalidad y el Grand Bourg dispuso que el área centro de la ciudad se considerara un bien de interés arquitectónico y urbanístico de la provincia y que debía ser protegido por la comisión mencionada que cuenta con un directorio conformado por un presidente, una vice y un vocal. Durante la disputa por el Virrey Toledo, la presidencia estaba en manos de Jorge Federico Klix Saravia, la vicepresidenta era ocupada por Solana Cornejo, hija del ex gobernador provincial y funcionario del actual, Hernán Cornejo; mientras la vocalía correspondía a Isolina Correa Monterrubio.

Hoy el presidente es Marcelo Cil; la vicepresidenta sigue siendo la hija de Hernán Cornejo y la vocalía esta cargo de Federico Carpio Loi. Si este último llegó al organismo con Marcelo Cil, es algo que no sabemos. Lo que sí sabemos son otras cosas: el curriculum de Cil nada informa sobre competencias arquitectónicas; llegó al CoPAUS en mayo del 2013; y días antes de asumir allí había sido desplazado de la Secretaría de Asuntos Municipales por denuncias vinculadas a enriquecimiento ilícito.

Digresión millonaria

Mayo del 2013. Un escueto parte de prensa del Grand Bourg informaba que un desconocido Ricardo Aybar asumía como Secretario de Asuntos Municipales. Un parte más de la catarata de partes que el gobierno estila difundir, salvo por el hecho de que la persona a la que Aybar reemplazaba era Marcelo Cil: el ex futbolista que empezó como funcionario de Fernando Yarade durante la administración Romero y que en la administración Urtubey se convirtió en el perro sabueso del ministro de economía Carlos Parodi.

La Secretaría de Asuntos Municipales es un puesto clave para una gestión “U” que hizo de la relación con los intendentes una cuestión estratégica. Desde el año 2009 el dinero transferido a los municipios creció exponencialmente por medidas de orden nacional y provincial. Para el primer caso la Casa Rosada dispuso, por ejemplo, que parte de lo recaudado por las retenciones a la soja se coparticiparía con las provincias a condición de que éstas lo destinaran a obras públicas y que por lo menos un 30% de lo transferido fuera a los municipios. Urtubey dispuso ese año que en vez del 30%, coparticiparía el 50% lo que supuso según los presupuestos provinciales: $119 millones en el 2010; $135 en el 2011; $167 en el 2012; y $186 en el 2013.

Un total de 607 millones para obras en el interior durante los años en que Marcelo Cil estuvo al frente de la relación con los municipios y años en que también las denuncias de Cuarto Poder empezaron a replicarse en otros medios. Cil era señalado como la persona que  mientras coordinaba las obras que el Ejecutivo realizaba en el interior provincial, exigía, con el consentimiento de los intendentes, a cada empresa ganadora de una adjudicación un monto estímulo que, extraído del circuito de la construcción, terminaba -en parte- en los bolsillos del funcionario que experimentó un crecimiento patrimonial asombroso. El mismo que, no pudiendo justificar con sus ingresos, lo explicaba con el supuesto buen pasar económico de su mujer.

En el 2013 la situación judicial de Cil se comprometió. El abogado Carlos Saravia recurrió a la justicia para pedir que se investigue cómo un secretario de Estado contaba con una propiedad en Tres Cerritos valuada en tres millones de pesos; un lote en La Calderilla donde levantó una vivienda de fin de semana; un departamento en Barrio Parque La Vega; una cochera en el centro de la capital salteña y un departamento a dos cuadras de la plaza principal de San Salvador de Jujuy. Los recurrentes viajes al exterior que incluían destinos como España, Rusia, Miami y México más los autos de alta gama, también eran objeto de sospecha.

Marcelo Cil, mientras tanto, no se inmutaba por las acusaciones periodísticas: recibía el apoyo del propio gobernador que con asombrosa liviandad restaba importancia a las denuncias y aseguraba que el ex futbolista era el Huberto Roviralta salteño -en alusión al ex de Susana Gimenez que vivía a costa de los ingresos de la diva. Las denuncias judiciales, por su parte, tampoco desesperaron a Cil: la causa recayó en el fiscal de Delitos Económicos Complejos, Guillermo Akemeier, que actuó como lo hizo siempre cuando los sospechados son funcionarios de gobierno: adujo falta de pruebas y se archivó.

¡¡Qué jugador!!

Lo estrictamente aboral tampoco fue un problema para el ex delantero de Juventud Antoniana. Cómo vimos, dejó un puesto en donde el manejo de dinero era clave y asumió en un organismo que debía autorizar el pago de millones para el inicio de obras. Y así llego a este presente donde protagoniza una tormenta de tipo arquitectónica, pero salpicada de billetes porque la remodelación en cuestión incluye el pago de 21 millones de pesos que ahora podría incrementarse porque deben deshacer los cambios que ellos mismos autorizaron.

Marcelo Cil, en definitiva, viene a confirmarnos varias cosas: que muchos poderosos no practican la emoción de la vergüenza; que la corrupción no es un problema de educación o formación sino un ejercicio de grupos organizados con el poder y el dinero suficiente para controlar vastos sectores de decisiones públicas; que la impunidad no es más que la capacidad del Poder para zafar de la justicia; y que Marcelo Cil seguirá gozando de todos esos privilegios porque siempre podrá advertir a su círculo que de ser abandonado, él puede hablar sobre el destino de recursos que no llegaron a destino, documentos comprometedores que conoce a la perfección porque ayudó a confeccionar y a esconder, o de acuerdos secretos que ayudó a cerrar y que los mortales preocupados por el estilo colonial de la peatonal nunca tendrán la oportunidad de conocer.