“No necesito el Concejo para tener cámara encima; la tengo todo el tiempo, donde se me cante la gana”, le dijo a otro edil.
Consciente del lugar de la cámara, con caras sobreactuadas, ofreció otra escena de antología bizarra.
Cande dejó en claro que ella maneja a las cámaras y no que es manejada por las cámaras. Todo empezó cuando la chica-fitnes acusó al concejal Raúl Córdoba de plagiar un proyecto. Ante esto, casi todos los ediles le saltaron al cuello y Cande se re calentó y dijo que ella tiene todo controlado en el mundo de la imagen y la salida en los medios.
No todo tiempo pasado fue mejor. Pero hay algo, en este presente, que apesta. La banalidad política mientras el caos aumenta.