La intendenta volvió a modificar la estructura municipal, sin enviar la ordenanza al Concejo Deliberante.

Anoche, Bettina Romero anunció un nuevo cambio de gabinete. Se fueron algunos que estaban pintados, entraron otros de los que no se sabe qué esperar.

La intendenta de Salta capital parece un técnico de fútbol que no encuentra el equipo y no para de perder partidos que lo acercan al descenso.

”Con el año nuevo iniciamos un tiempo distinto en la ciudad. Esta etapa requiere más desafíos y una nueva dinámica de trabajo”, dijo en su anuncio. No podía decir: “no sé qué hacer”.

Bernardo Racedo Aragón dejará su cargo como coordinador de Planificación y Control de Gestión, Agustina Gallo, asumirá la Jefatura de Gabinete, Valeria Capisano, como secretaria de Prensa y Comunicación y Germán Alfredo Humacata se sumará como subsecretario de Coordinación de Hacienda y Finanzas. En tanto Daniel Nallar estará a cargo de la secretaría Legal, Técnica y Procuración General en reemplazo de la Coordinación Jurídica y Legal.

“Quiero agradecer especialmente a Bernardo Racedo por habernos acompañado en este año tan difícil para todos y por su trabajo incansable al frente de la coordinación”, destacó la Intendenta.

Lo debe haber dicho cagándose de risa, bajo el barbijo. Porque la cuarta parte de su gestión, Racedo se la pasó en Tucumán, en Yerba Buena (ese municipio lleno de ingratos que no supieron elegirlo intendente).

La lista de caídos en la gestión es tremenda. Alguno se van porque no quieren laburar, otros porque no la soportan: Gabriel Miremont (Cultura Municipal), Lucía Zapata (Habilitaciones Comerciales), Jorge Guido (Control Comercial), Guillermo Brandán (Prensa), Guadalupe Colque (Relaciones con la Comunidad), Emilio Savoy (Economía y Hacienda) Matías Albrecht (Recursos Humanos).

Esa desesperación, esa improvisación, huele a descenso.